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Psicología del Trabajo

Publicado por Malena

el trabajo

El trabajo ocupa la mayor parte de nuestros días, por lo tanto, debería ser una actividad placentera para cada uno de nosotros.

Desde el Jardín de infantes se puede detectar la orientación vocacional de un niño. No es difícil conocer sus preferencias con sólo observarlo con interés, porque no hay dos niños iguales y todos tienen facilidad para algunas cosas y dificultades para otras, dedicándose con agrado a aquello que les gusta y rechazando lo que les cuesta más. Por eso, fomentando sus capacidades específicas los hará adultos más felices.

Los padres deben liberarse de los prejuicios y atender la vocación de sus hijos, para orientarlos libremente hacia un crecimiento pleno y hacia una realización personal más genuina.

Todas las personas son diferentes y precisamente esas diferencias, si todos las desarrollaran, harían un mundo más armónico.

Elegir una carrera costosa y larga es posible si se cuenta con los recursos necesarios; y no demanda demasiado esfuerzo si hay una buena motivación y se mantiene cierto grado de disciplina para cumplir los objetivos.

Es aconsejable también, cuando se elige una carrera larga, capacitarse adecuadamente para un trabajo alternativo que posibilite costearse los estudios terciarios.

Trabajar mientras se está cursando una carrera, nos agrega el principal componente de la demanda laboral, que es la experiencia, porque un título universitario no nos garantiza por sí solo la posibilidad de un trabajo.

Todos deberían tener la oportunidad de desarrollar su potencial para poder insertarse en el campo laboral y hacer en la vida lo que les resulta más fácil y placentero.

Un relato de la vida real

Una hazaña en silla de ruedas

Existe hoy en el mundo un hombre brillante que actualmente ocupa la cátedra de matemáticas, que en su momento ocupó Newton, en la Universidad de Cambridge. Se llama Stephen W. Hawking y es un eminente científico.

Desde su juventud sufre una enfermedad degenerativa de los músculos (ELA) que lo confinó a una silla de ruedas, y sin embargo aún hoy, sigue abocado a la difícil tarea de descubrir una única fórmula matemática que explique la realidad total del Universo.

Hasta su adolescencia era uno de los peores alumnos de su clase y faltaba frecuentemente, prefiriendo ir de correrías con sus amigos antes que asistir al colegio.

Reconoce que si no hubiera sido por su enfermedad hubiera sido una persona inútil, sin ningún futuro y que de alguna manera esta circunstancia le señaló su verdadero camino de realización personal, que aún está transitando.

En los últimos años, además de lo precario de su condición, fue sometido a una traqueotomía al contraer una neumonía, que lo privó de la capacidad del habla.

Felizmente, uno de sus alumnos lo ayudó a utilizar un programa de comunicaciones con el que puede escribir libros y artículos y además hablar con la gente por medio de un sintetizador y un pequeño ordenador personal instalados en su silla de ruedas.

Con estos pocos elementos, y una mente privilegiada, pudo expresar en su libro de divulgación científica «La Historia del Tiempo», su intención de llegar a combinar la teoría de la mecánica cuántica con la teoría de la relatividad general, para llegar a descubrir una teoría completa y unificada comprensible para todos y no solamente para los científicos, que nos revelará por fin el más grande misterio de los misterios, qué es el Universo, por qué existe y por qué existimos nosotros.

Está convencido, que si se pudiera hallar una respuesta a estas preguntas también se podría llegar a conocer el pensamiento de Dios.