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La Histeria sin Amo

Publicado por Betina Ganim

elisabeth von r

Podemos decir que respecto de la Histeria, aún estamos en un tiempo de comprender, más allá de que Freud ya hace más de 100 años decidió escuchar a estas mujeres…

La histeria en la actualidad, el cuerpo en la histeria, el parlêtre histérico, la histeria sin el Padre…en eso estamos.

Hay un texto que para mi es de referencia en relación al tema que es una compilación de trabajos teóricos y clínicos que se llama «Histeria: Triángulo, Discurso, Nudo», cuyo final es presentado como un resumen -no como conclusiones- que deja abierto este tema para seguir pensando y elaborando alrededor de él, en el marco de la reconfiguración de la clínica actual.

En este texto se dieron varios vistazos a cuestiones que se plantearon desde el principio como orientador de este trabajo, cómo se transformaba, en la enseñanza de Lacan, el «problema» de la Histeria.

Indart intenta ordenar una secuencia respecto de esta transformación, usando números: 1, 2, 3, 4, para indicar ese movimiento en la enseñanza lacaniana.

Así, tenemos el 2 que se refiere a la primera elucubración freudiana sobre el síntoma histérico, que llevó a Freud al fracaso en el tratamiento de Dora (la paciente de cuyo caso se hizo el paradigma de la histeria freudiana): pensar la histeria en relación a la cuestión vinculada a la simple relación de la mujer con el deseo del hombre que la desea.

En el 3 es donde se empieza a ubicar mejor la cuestión de la histeria, tanto en Freud como en la relectura de Lacan. El deseo histérico vinculado al triángulo permite descifrar mejor el saber del inconsciente sobre el fantasma sexual.

En los casos que Lacan menciona, Dora y la Bella Carnicera, se va complicando la cuestión cuando ya nos habla de dos triángulos, que Indart numera como 3×2, tratándose de la posible relación de la estructura del deseo histérico, que con el doble triángulo nos lleva a rediscutir no solo la función del hombre en la histeria, sino la función del Padre. Dos funciones diferentes en el deseo histérico. Esto a la vez nos permite hacer un desdoblamiento de lo que de modo general suele presentarse muy simplemente: el lugar de la Otra en la histeria. Con J-A Miller y el comentario a la letra que hace del caso de la Bella Carnicera (del cual les he hablado en este mismo blog)

Aquí se produce un problema que Lacan resuelve entonces con el 4 que permite la noción de discurso. El discurso histérico. Con el 4, la relectura del caso Dora resulta modificada, y permite esclarecer las dudas que quedaban en el camino.

Aún así, también en este recorrido que hacen los autores, se ve que el desdoblamiento que se produce del S1 (como padre y hombre) no logra esclarecerse si leemos ese S1 como Significante Amo. Es decir, es un problema que no s aclara con el 4…

Es con el nudo borromeo que Lacan empieza a repensar la cuestión de la histeria. Con el nudo borromeo, el síntoma histérico es un nudo que no necesita el S1…un nudo que no necesita la referencia al Amo. El síntoma histérico sin Otro.

FUENTE: INDART, J.C. Y Otros. Histeria: Triángulo, Discurso, Nudo.Ed. Vigencia