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La importancia del arte en la educación.

Publicado por Lic. Maria V.

Es esencial revisar los modelos educativos vigentes para poder ampliar la participación del arte y la creatividad en la currícula.

Con suerte, la educación dentro de unos años pueda flexibilizar su visión, los modos de evaluación e incluya la educación emocional y la habilitación del despliegue creativo como partes esenciales de la formación en la infancia y adolescencia.

Por lo general, se otorga aún mayor importancia a las áreas de inteligencia lógico-matemática y lingüística, basando en notas y aprendizajes formales todo el recorrido.

Bien sabemos, desde la Psicología, que por más que incorporemos gran cantidad de conocimiento, lo que verdaderamente importa son nuestras vivencias, nuestras experiencias internas, nuestra capacidad de sobrellevar lo que nos pasa y decidir. En otras palabras: lo que hacemos con todo lo que vivimos y aprendimos.

La creatividad es la que nos permite construir un camino propio, y tiene que ser permitida desde los primeros momentos de vida para que el individuo crezca confiando en sus propias capacidades.

Con frecuencia se incluyen unas pocas materias artísticas, y muchas veces son tan exigentes que tampoco permiten el despliegue creativo auténtico y la espontaneidad.

El arte está actualmente reconocido como un factor sumamente importante como parte de la salud mental y emocional de un individuo. Permite la expresión emocional, la elaboración de problemáticas internas, y el desarrollo del bienestar. Y en un entorno terapéutico, puede convertirse en un poderoso medio de sanación.

Las actividades artísticas permiten aprender a estar en contacto con las emociones y a poder expresarlas libremente. Ayudan al desarrollo de personalidades más flexibles y creativas, forman para pensar por fuera del lugar común, y esta es la raíz de cambios en la humanidad. 

Es esencial una formación desde la infancia que impulse a crear y no simplemente a repetir. Si no incluimos materias artísticas y espacios de exploración creativa y trabajo con emociones, difícilmente podremos potenciar a las futuras generaciones para que encuentren caminos alternativos, innovadores y superadores en relación con los vigentes.

El arte nos enseña a contemplar el mundo, nos enseña sobre nosotros mismos, sobre nuestras capacidades expresivas. Pone de manifiesto nuestros bloqueos y nos ayuda superarlos. Nos permite construir identificaciones, saber qué nos gusta, y qué no, qué elegimos y qué no. Posibilita que separemos y a la vez, integremos. Nos ayuda a construir un recorrido auténtico, a forjar un camino propio.

Desarrollar cualquier actividad artística es un aprendizaje constante: tolerancia a la frustración, capacidad de espera, resiliencia, aceptación y capacidad de transformación. Actúa de modo simbólico movilizando todas estas capacidades internamente.

Desde los espacios escolares es esencial que esto tenga un lugar. La rigidez, la presión por los logros, el estrés por las notas y las evaluaciones va construyendo personas ansiosas, que buscan el reconocimiento externo constantemente, sin transitar el aprendizaje y el crecimiento de modo subjetivo e interno.

Esta necesidad de reconocimiento se manifiesta luego en las redes sociales, en las carreras profesionales y en los vínculos.

La escuela, con su método convencional, enseña que hay un modo correcto y otro que no lo es. Y esto deja profundas heridas desde el plano psicológico, tanto para el que saca buenas notas y busca el logro constantemente, como para aquel que «no aprueba», ya este término nos muestra lo terrible de la censura en el ámbito escolar.

La educación en emociones y en creatividad nos permite reconocer lo que cada persona tiene de valioso y tiene para expresar y para aportar al mundo. Necesitamos una educación que incluya esto, porque es la base para todo desarrollo futuro, tanto individual como colectivo.