La Sobreadaptación: Cumplir y no molestar.
La sobreadaptación es un mecanismo de defensa que implica, como la palabra lo indica, un exceso en la adaptación del sujeto al entorno y las circunstancias.
La flexibilidad o la capacidad de variación en las respuestas del sujeto según lo demande el ambiente, son características consideradas saludables desde el punto de vista psicologico, pero siempre que no se tranformen en un patron excesivo, que impida al sujeto disrumpir, o generar resistencia ante alguna situación o demanda externa.
El caracter fundamental de la socreadaptacion es el «No Molestar» y un esfuerzo excesivo por agradar a otros o cumplir con las expectativas ajenas. El niño/a o adulto/a, se caracteriza, en palabras de personas de su entorno, por ser bueno, responsable, y nunca tener un problema con nada.
En el caso de los niños/as muchas veces esto se presenta desde muy pequeños, siendo descripto como bebés que no lloran, que no «molestan». Cuando van creciendo, son aquellos que pueden quedarse con cualquier persona, que no ofrecen resistencia ante los cambios, no desobedecen, son buenos alumnos, etc.
¿Cuál es el problema en estos casos? Justamente la tendencia a adaptarse plenamente a las demandas del entorno, sin mostrar rebeldía o resistencia alguna, puede generar dificultades en la constitución subjetiva.
En otras palabras cuando el sujeto va creciendo, presenta dificultades para conformar su identidad y poder seguir su deseo, porque su recorrido lo ha llevado a cumplir constantemente y en primer lugar las expectativas del entorno.
La base sobreadaptada de la personalidad puede dificultar los procesos de desarrollo porque el sujeto está muy enfocado en responder al entorno antes que en conectarse con cambios y procesos internos. En estos casos, el sujeto tiende a ser muy autoexigente, siendo esta una predisposición al estrés y a toda la sintomatología asociada.
La sobreadaptación, lamentablemente, corre el riesgo de no ser detectada, ni evaluada, porque «no llama la atención». Corresponde a personas que se desarrollan sin dificultades en los ambientes en los cuales se mueven: son productivos, responsables y obedientes y por esta razón no se detecta como un problema.
Sin embargo, la sobreadaptación trae aparejados grandes conflictos. Desde la Psicología decimos, en el caso de la niñez, que un niño/a que «no se escucha», «no molesta» o «nunca trae un problema», como muchas veces se observa en el discurso de los padres de manera positiva, es en realidad, algo para prestar atención.
Los niños naturalmente van a «molestar», porque sus procesos son distintos a los del adulto, y lo esperable es que sean disruptivos de las estructuras adultas.
Esto no significa que no haya que ponerles límite, ya que los niños pequeños aprenden a controlar sus propios impulsos gracias a que el adulto les transmite esa capacidad.
Pero la niñez por ser en esencia distinta de la adultez va a presentar conductas que «molesten» a los padres.
Los niños «adultizados» o excesivamente responsables son niños que se han adaptado, muchas veces por situaciones forzosas, a las estructuras adultas, no permitiéndose jugar y molestar lo suficiente. Esto se produce, entre otras cosas, por temor al rechazo.
Cumplir con todo lo que esperan de él es una manera de evitar perder el amor de los padres.
Así, en muchos casos donde los adultos no ocupan el rol correctamente, los niños deben hacerse cargo prematuramente de tareas y responsabilidades que no les corresponden.
Prestar atención a esto es fundamental para poder realizar consultas pertinentes en el momento adecuado. La sobreadaptación infantil puede acarrear sintomatología a lo largo del desarrollo.
La somatización es muy frecuente en pacientes con estas características. De este modo por medio del cuerpo se manifiesta esa protesta que no pudo hacerse por otra vía.