Las sesiones
Respecto de las sesiones psicoanalíticas, se dice que los que practicamos la orientación lacanaiana, hacemos «sesiones cortas», algo de lo que muchos se sostienen en sus críticas…
Cuando la «sesión corta» per sé representa una práctica que se considera lacaniana, se equivocan.
Cuando la «sesión corta» está en el eje de discusión entre analistas que cuestionan la enseñanza de Lacan a partir de esta cuestión que deviene «técnica», se equivocan.
Porque la mal llamada «sesión corta», que no es más que la sesión de duración de tiempo variable, por fuera de reglas estereotipadas por la IPA, fue desde el principio la piedra de toque de la excomunión de Lacan en 1964.
A partir de lo cual él decide fundar su propia Escuela.
Respecto de esto, me gustaría hacer referencia a algunos puntos, para ubicar de la buena manera las cosas.
En primer lugar, la sesión corta jamás constituyó una tema de propaganda en Lacan, como así tampoco él convocaba a que la practicara…
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que las sesiones cortas constituyen para el analista un punto extra de responsabilidad en cuanto a su función. Nada tiene que ver su duración para que la sesión sea más o menos efectiva; digamos que si Lacan practicaba sus sesiones de forma variable no era por «comodidad», o para trabajar menos…De hecho, Lacan siempre estaba «ubicable» para sus pacientes. Si se iba de vacaciones, dejaba la información para encontrarlo. Y tampoco tenía la «religión del fin de semana». Así que es muy banal plantear el tema de la duración d elas sesiones desde este punto de vista crítico.
Tercero: obviamente estamos hablando de Lacan, cosas que para él eran posibles, no lo eran tanto para otros. Hacer la «pantomima» del sujeto supuesto saber es un sayo que cualquiera puede calzarse. Pero hay una tremenda diferencia entre saber e inventar el saber. Esta diferencia permite explicarnos muchísimas cosas que Lacan hacía en su práctica. Por eso resulta irrisorio el esfuerzo de algunos por imitarlo. La sesión corta en última instancia es un invento de Lacan, como el diván fue u invento de Freud. Cuestiones que eran en esencia, personales.
En cuarto lugar: lo valiosos de las sesiones cortas tiene que ver con que el paciente no sabe cuánto tiempo durará la sesión, entonces invita a que el paciente hable y eso cuente verdaderamente. Digamos, que no se distraiga con banalidades que muchas veces sirven para evitar hablar de lo importante en una sesión. Esto Lacan lo ejemplifica en sus Escritos con la clínica del sujeto obsesivo.
Quinto: queda claro que por lo menos para los psicoanalistas lacanianos franceses, el corte de sesión y hacerlas más «cortas» se ha convertido ya en una costumbre. Es decir, que en cierto punto imitan a Lacan. Tengamos en cuenta que cuando digo que él ha inventado a título personal esto de las sesiones cortas también deber tener que ver con que tenía muchísimos pacientes; es decir, la cuestión temporal tal vez tuvo que ver con este invento. Luego, que se lo haya imitado, es otra cosa.
Lo fundamental en este tema, creo que tiene que ser la fundamentación de que el inconsciente carece de temporalidad cronológica, que escapa a las agujas del reloj.
Así como también el discurso analítico es independiente del discurso del Amo, en el sentido que no se trata de cambiar tiempo por dinero. La autonomía del discurso analítico implica dejar de obedecer las reglas temporales que impone el discurso Amo.
FUENTE: MILLER, J-A. «Conferencias Porteñas» Tomo I.