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Límites y Auténtico Self.

Publicado por Lic. Maria V.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de Auténtico Self?

Para Winnicott el Self Verdadero surge en el niño o niña como respuesta a la contención y sostén de lo que él denomina una Madre Suficientemente buena. Esta madre es aquella que está allí, en principio, para transmitirle a su bebé la ilusión de que ella y él son uno. Este es el primer paso, donde se establece el vínculo de apego primario.

Pero, posteriormente, debe poder separarse para que el niño gradualmente aprenda a tolerar la frustración y desarrolle su autonomía. Este movimiento que él denomina Ilusión-Desilusión, tiene que ser muy sutil, respetando y atendiendo a las necesidades y demandas del niño y su etapa evolutiva.

En vínculo con una madre suficientemente buena, el niño se siente seguro de desplegar su espontaneidad y desarrollar su Verdadero Self.

Cuando esto no sucede, el niño se desconecta de sus propias necesidades y emociones (que no se ven bien recibidas, o que no pueden ser contenidas) y construye un Falso Self, es decir,construye su subjetividad en función de lo que considera que esperan de él.

Posteriormente, y a lo largo del desarrollo, este Falso Self funciona a modo de máscara, actuando y expresándose en función de la imagen que se quiere dar y no en conexión con las propias necesidades y emociones.

El desarrollo del Verdadero Self está asociado con los límites, porque es una noción en la que se construye saludablemente la identidad y la separación del otro. Los límites, como dijimos anteriormente, son necesarios a medida que el bebé va creciendo para constituirse subjetivamente y como individuo separado de su madre.

Si bien nunca llegaremos a conocer todos los aspectos propios, y el «Conócete a ti mismo» se presenta como un dictamen muchas veces vacío o superficial. Sí podemos vivenciar algo de nuestra mismidad, es decir, esa sensación de reconocer quiénes somos, y en qué medida nos diferenciamos de otros.

Para esto deben establecerse límites sólidos.

A continuación describiremos las áreas de mayor importancia en el establecimiento de dichos límites:

  • Límites físicos: Los límites físicos son aquellos que nos permiten construir un borde a nuestro cuerpo, una frontera que nos separa del entorno y de los cuerpos de los demás. Estos límites nos permiten reconocer nuestro cuerpo, registrar nuestras sensaciones y poder decir No cuando sentimos que se transgreden. Si alguien se acerca a nosotros de manera que nos incomoda, o nos toca de un modo que no nos hace sentir bien es importante poder marcar ese límite. Implica reconocer lo que corporalmente necesitamos y sentimos. Los vínculos y contactos corporales con un otro se establecen saludablemente si se respetan los códigos de cada uno.
  • Límites sexuales: En línea similar a lo anterior, pero referido específicamente al área sexual, es importante poder reconocer qué nos hace sentir cómodos y qué no, pudiendo comunicarlo a los demás. Todo vínculo sexual saludable implica consenso y comunicación.
  • Límites emocionales: Estos son los que nos permiten separar nuestras emociones de las de los demás. En relaciones codependientes es frecuente que la emocionalidad de uno de los miembros se traslade al otro. En estos casos hay confusión entre ambos, donde con frecuencia se culpabiliza al otro por las propias emociones.
  • Límites intelectuales y espirituales: Del mismo modo es necesario poder separar las propias ideas y valores, de las de los demás. ¿Qué es lo que realmente pienso? Estas ideas y valores ¿son míos? ¿me identifican y representan?, o ¿son mandatos familiares o ideas de nuestros padres y amigos?

El trabajo identitario implica poder llevar a cabo estas separaciones, esta instalación de límites que muchas veces se dificulta a lo largo del desarrollo. El auténtico Self depende de ellos, y es el que nos permite conectarnos con nuestros verdaderos deseos y necesidades.