Lo imposible
En Jacques Lacan el término de «imposible» tiene todo un recorrido, abordándolo Lacan de diferentes maneras,
Así tenemos, en principio, el abordaje de lo imposible en el plano simbólico. En «La dirección de la cura y los principios de su poder», escrito lacaniano de 1957, se da el ejemplo del neurótico obsesivo, en quien su deseo está marcado por lo imposible.
También en el sueño de Anna Freud, en quien los objetos de su deseo estaban marcados por lo prohibido e lo simbólico, sosteniendo en el sueño mismo el deseo imposible.
En el Seminario sobre La Angustia, el Seminario 10, tenemos la afirmación lógica de que es imposible que algún ser carezca de falo; es decir, todos los seres humanos estamos atravesados por la lógica fálica. Es real.
En el Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, tenemos la clave de lo imposible en la imposible satisfacción pulsional: no hay objeto que satisfaga la pulsión.
Lo real no como opuesto a lo posible, sino como un impedimento «interior» al principio del placer, algo estructural que funda la estructura del sujeto. Es así que lo real está definido en su oposición a lo imaginario y a lo simbólico.
En el seminario El reverso del psicoanálisis, Seminario 17, lo real es lo que lógicamente hace de tope a lo simbólico. Es por eso que lo real nos interesa a los analistas, eso donde el lenguaje hace tope.
Ahora bien, la posición del analista tendrá que ver con que su deseo opere éticamente; a saber, estar advertido de no desear lo imposible.
Con Aristóteles, a la vez que cuestionando las oposiciones posible-imposible, necesario-contingente, Lacan articula su axioma «No hay relación sexual»; es decir, vincula lo imposible con la relación sexual. Sabemos, lo he dicho y repetido, este axioma implica no que no haya relaciones sexuales, sino que lo que no hay es una complementariedad entre los sexos programada de antemano, escrita.
La categoría de «semblante» surge para dar de alguna manera, un tratamiento a eso imposible, para hacer algo con ese imposible lógico. Es decir, ante lo real como imposible, los semblantes hacen creer (en tanto dispositivos imaginario-simbólicos) que «hay».
En la misma enseñanza lacaniana, conceptos como falo, saber, objeto a y Nombre del padre son semblantes.
El analista, dice J-A Miller, hace semblante de saber (allí donde lo único que sabe es que el saber es el del sujeto). Un semblante que es natural en lo que hace a la experiencia analítica, como parte del dispositivo mismo.
En cuanto al «último Lacan» y el sinthome, lo imposible se articula con éste en tanto el sinthome es un artificio que permite dar un tratamiento a lo real. Si allí habla de Joyce, es porque él ha hecho de su escritura una manera de hacer con la falta de sostén fálico. La escritura suple esa falta, a modo de solución frente a lo imposible.
Miller considera la lógica de la ex-xistencia (que corta con la lógica formal: antecedente-consecuente), según la cual lo real ex-xiste, se desprende de lo imposible. Así, si de lo real se desprende lo imposible, éste se define por lo real.
FUENTE: SCILICET, «Semblantes y Sinthome» AMP, 2010