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Los Cambios

Publicado por Malena

malevo.jpg Más fácil es curarse de una enfermedad grave que cambiar conductas. Como dice el refrán “Genio y figura hasta la sepultura”.

Defender nuestra personalidad, esas cualidades que nos han sido tan difícil conseguir, y que nos van creando el camino, es lo que más queremos, sin saber que algunos de esos rasgos nos están cavando la tumba.

Schopenhauer decía: “Toda muerte es un suicidio”, “Todo encuentro una cita” y «Todo depende de nuestra voluntad».

Tal vez no todo dependa de nuestra voluntad, porque no somos unidades separadas de lo que nos rodea, pero lo poco que depende de nosotros siempre nos limita.

Tenemos que empezar a pensar que estamos ligados a algo superior que organiza y ordena con una inteligencia superior que abarca la totalidad; y que nos va a guiar a nuestra realización, proporcionándonos todos los medios; y no seguir pensando con nuestro Ego que siempre tiene un punto de vista parcial y miope.

Si pudiéramos tan solo abandonar el control y empezar a confiar en que las cosas siempre se resuelven mucho mejor solas…

Nosotros tenemos que hacer nuestra parte, que es muy poco, pero nos gusta creer que todo lo hacemos nosotros con nuestro esfuerzo.

Cuando somos infelices siempre es un problema nuestro, jamás la responsabilidad es de otro. Nuestras circunstancias las vamos haciendo nosotros con nuestras decisiones.

Pero estamos a tiempo, nunca es tarde de cambiarlas. Solamente hay que aprender a mirar las señales y desear la propia realización.

El Universo tiene sus tiempos que no son los nuestros y nosotros estamos siempre tan apurados que nos parece que las cosas que deseamos demoran demasiado en concretarse.

La realidad es que no estamos haciendo lo que es necesario de nuestra parte porque la totalidad que nos contiene es la fuerza más veloz que existe, pero nosotros seguimos haciendo lo mismo, como el caballo que gira moviendo una calesita.

Para cambiar conductas tenemos que inventar. Inventémonos todos los días un poco y veremos y cómo empiezan a ocurrir milagros.

Practicar la humildad es el comienzo para ir renunciando al Ego. Poner la otra mejilla y comprender a los demás cuando nos agredan, nos va colocando en un nivel más alto de conciencia que nos permite ver la realidad más clara.

Nadie nos puede agredir porque nuestro Ser es intocable, perfecto y eterno. Cuando más cerca estemos de él más a salvo estaremos.

UN CUENTO PARA PENSAR

EL CIRCO

FRANCISCO VEGA

Francisco Vega era un criminal. De carácter violento, no dudaba en desenvainar su

cuchillo para resolver un entrevero y varios que lo subestimaron no vivieron para contarlo.

Tenía un merecido prestigio entre los que lo conocían, y andaba por el mundo poniéndolo a prueba.

Ese día, mientras apuraba un vaso de licor en un bar, vio desde la ventana desfilar los

carros de un circo que llegaba al pueblo.

Al pasar la caravana, la dueña, que andaba a caballo, le clavó los ojos con descaro. En

ese instante, Francisco supo que esa mujer sería suya, y no se equivocó.

Con sus habilidades de prestidigitador, que había adquirido estafando a muchos incautos, se incorporó al circo. Su acto fue un éxito, y descubrió que los aplausos del público eran el motivo por el cual había nacido.

Su amante se enamoró de él y le dio un hijo. El hombre ya no llevaba el cuchillo en su cintura y se pasaba las horas ensayando para mejorar su acto.

El encuentro de dos miradas había cambiado dos destinos.