Los Celulares
El negocio de los celulares se expande como reguero de pólvora y ya forman parte de la indumentaria cotidiana como un accesorio insustituible más.
El mercado de celulares, en una ofensiva sin precedentes, ha lanzado verdaderas ofertas que desafían el ingenio de los más creativos, como el de acceder a diez celulares destinados a toda la familia para comunicarse entre ellos, a un precio reducido y sin límites de llamadas. De esta manera, hasta los más chicos contarán con este implemento, que se agregará a la lista de cosas superfluas que ya tienen, para no perder posiciones en la carrera electrónica y quedar fuera de onda.
Es que hoy en día no podemos quedar incomunicados por teléfono, porque ya hemos llegado a un nivel de aislamiento que personalmente casi no nos hablamos, y esos pequeños aparatos tan molestos se han hecho imprescindibles, porque nos hacen sentir unidos a alguien, como una especie de cordón umbilical que privilegia más la conexión que el diálogo.
Para los niños será un juguete más y es probable que en poco tiempo este adminículo ahora tan preciado, esté tirado debajo de una cama, maltrecho y sin pilas, junto con las demás cosas de los chicos que también han perdido sus preferencias porque fueron reemplazados por otras más nuevas.
Es que las jugueterías se han convertido en negocios serios donde proliferan cajas de todos tamaños y formas que sugieren aparatos electrónicos y no juguetes, porque es lo que se estila, lo que está de moda, aunque después de un rato no se use más y necesite ser reemplazado por otra cosa.
Como estamos en una cultura descartable, no tenemos ningún reparo en seguir haciendo basura, porque no tenemos la menor idea dónde van a parar los desperdicios que ayudamos a crear con toda esta maraña de artefactos que se empeñan en fallar demasiado pronto y entonces hacen que nos cansemos de ellos, porque todos somos exigentes e impacientes y se nos borra de un plumazo el entusiasmo cuando se produce un desperfecto.
Sin embargo, los celulares no favorecen la comunicación, por el contrario, se caracterizan por interrumpir conversaciones, nos quitan la libertad de darnos el lujo de perdernos por un rato y que nadie nos pueda localizar, porque ni bien salimos de nuestra casa ya están sonando y todos se tienen que enterar a donde vamos.
Por suerte, dentro de una cartera de mujer no se oyen y pueden sonar lo que quieran que nosotras permaneceremos indiferentes, hasta que nos acordemos de ellos y pensemos en llamar a alguien sin razón, para saber sólo qué está haciendo, si está entrando o saliendo.
Para muchos pueden ser importantes estas cosas, a fin de cuentas la vida de una persona está hecha principalmente de cosas pequeñas, ya sean teléfonos celulares, cámaras digitales o cualquier otro juguete electrónico que aparezca.