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Los niños y el confinamiento.

Publicado por Lic. Maria V.

El confinamiento, en mayor o menor medida, afecta el plano de salud mental de cualquier individuo. En el caso de los niños es aún más cuestionable, principalmente si se extiende a lo largo del tiempo.

Los niños necesitan espacios de dispersión, de contacto con la naturaleza, de contacto con otros niños. Necesitan cambiar de espacio, y tener lugar para desplegar su motricidad: correr y explorar.

Por este motivo esta medida es compleja en términos de salud mental y sobre todo en el caso de los niños. Dado que el distanciamiento social es una medida fundamental para prevenir el contagio del virus, debemos mientras tanto, intentar que el confinamiento sea transitado del mejor modo posible.

El exceso de tareas y la exigencia en lo escolar, es a veces un agregado que no ayuda. Sobrecarga también a los padres, y puede generar un clima complejo en la convivencia familiar.

Por esto es fundamental intentar que lo escolar se cumpla siempre con la flexibilidad de comprender el contexto y la circunstancia. El encierro y la situación de incertidumbre puede afectar la capacidad de concentración y la predisposición a realizar las tareas. Ser empáticos respecto a estas cuestiones es clave para favorecer un acompañamiento apropiado.

El confinamiento, por supuesto, es más difícil en departamentos o lugares pequeños, sin patio ni acceso al exterior. En estas situaciones en particular debemos propiciar un despliegue de juego aún mayor, permitiendo espacios para construir, organizando búsquedas del tesoro, o juegos en los que haya descarga motriz. Así como también actividades artísticas y creativas.

El tiempo que se dedica a las tareas escolares debe acompañarse de horas de relajación y de horas de juego o creatividad más activa. Ayudar a cocinar, por ejemplo, es algo que se puede hacer en familia y que aporta un despliegue creativo importante, además de experimentar el trabajo en equipo.

Los juegos reglados también son interesantes para trabajar asunción de reglas y la tolerancia a la frustración, y los juegos libres son fundamentales para trabajar la creatividad y la capacidad de construcción simbólica. El dibujo, collage, pintura libre, ayudar a trasplantar una planta de maceta, son todas actividades que permiten que el niño explore, experimente y tenga espacio para desplegar y construir todo lo que necesite.

El adulto debe tener una participación activa incentivando esto. Es fundamental adoptar un rol de protección de la salud mental de niño, que incluye todo lo mencionado anteriormente. Porque, si además de la restricción determinada por la cuarentena, la aumentamos mediante prohibiciones constantes puertas adentro, esto puede desembocar en consecuencias negativas.

Esto no significa que no se deba poner límites. Por el contrario, se debe acompañar y regular. Proponer actividades que impliquen un equilibrio para el niño y sus necesidades. Si dejamos que juegue constantemente a juegos virtuales tampoco lo estamos ayudando. El adulto es quien debe encargarse de acompañar, adoptando una postura empática y reguladora.

Es muy probable que se este evaluando en muchos países, estrategias para flexibilizar el confinamiento en los niños. Pero esta es una decisión muy delicada y difícil de ser llevada a cabo correctamente. Por eso, lo mejor que se puede hacer es procurar que el tiempo de reclusión cuente con las estrategias necesarias para aportar a los niños los espacios que necesitan.