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Meditar para aceptar.

Publicado por Lic. Maria V.

La meditación es una herramienta sumamente valiosa, tanto para reducir el estrés y la ansiedad como para facilitar la autoescucha, conectarse con aspectos más intuitivos y desarrollar el autoconocimiento. 

Puede utilizarse para visualizar, para reducir el miedo, para impulsar una intención, y también para aceptar.

Como dijimos anteriormente la aceptación es un valor fundamental en los tiempos que corren. El psiquismo tiende inicialmente a contradecir, quejarse, buscar culpables, creer que las cosas podrían o deberían ser diferentes. Sin embargo, estos rodeos nos llevan siempre al mismo lugar. La posición de la queja, la victimización, la crítica despiadada contra otros y contra nosotros mismos, no permite la posibilidad de cambiar, pasar a otro estadio.

Por eso mismo, y, por más difícil que pueda resultarnos, la aceptación de las condiciones básicas de lo que está dado, es esencial para poder cambiar.

Aceptación no implica resignación. Aceptar las cosas como son no quiere decir que debamos sufrirlas o vivirlas sin intentar hacer nada, pero sí es un modo de reconocerlas, darles un estatuto de valor, de realidad, y asumir nuestra participación en ellas. A partir de esta instancia podemos cambiar, pensar en alternativas… Es la condición básica para poder transformar.

La aceptación como valor fundamental es embanderada por la filosofía oriental. El budismo pone especial énfasis en estar en el presente, vivir el ahora, con todo lo que eso implica. No como posición pasiva sino todo lo contrario, implica poder ser receptivos, para impulsar una acción valiosa y determinada.

Esta actitud nos prepara para el cambio, nos permite flexibilizar nuestras estructuras y tomar lo dado como un disparador, un modo de impulsar la transformación. Renegar de la realidad de manera crónica no posibilita cambio alguno, la mirada está puesta constantemente en lo que podría haber sido y no fue, y eso genera estancamiento, mayor pasividad.

Usar la meditación como un medio de permitir la aceptación de lo que acontece, la asunción de responsabilidad sin culpa, es una forma interesante de encarar los sucesos de la vida. Más aún en momentos como el presente, donde lo que ocurre contradice, desafía nuestras concepciones y expectativas de manera constante.

«La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No te resistas a ellos, sólo produce dolor. Deja que la realidad sea la realidad.» Lao Tsé.

Esta frase de Lao Tsé, a quien se le atribuye la obra más importante del Taoísmo, es un paradigma de lo que anteriormente mencionamos acerca de la Aceptación. La frase puede generar la sensación de que deberíamos evitar el dolor, pero no es eso lo que aquí se quiere transmitir. La idea es la de aceptar cualquiera sea la situación que estamos viviendo, aceptar también el dolor y el sufrimiento. Se trata más de atravesar el dolor, que de evitarlo.

La actitud que se desprende de esto es la que posibilita asumir la responsabilidad sobre la realidad propia. Decidir hacer un tratamiento psicológico, por ejemplo, parte de una noción de aceptación de que algo nos está pasando, y a partir de allí es que es posible cualquier terapia. Si estamos en negación constante o culpando a otros por lo que nos pasa, jamás podremos hacer ese movimiento.

La meditación es una herramienta que, usada correctamente, nos puede ayudar a trabajar en la aceptación. A indagar sobre aspectos propios, que en el trajín del día a día suelen quedar invisibilizados.

Aceptando, concientizando o visibilizando lo que sea posible, es que permitimos el movimiento, el cambio de posición, y la transformación.