Mujeres: salud y creatividad.
En la actualidad mujeres de todo el mundo reclaman, como desde hace mucho tiempo, justicia e igualdad de derechos. La lucha contra los femicidios es un tema central que implica informar y educar para el presente y el futuro. Hoy más que nunca, que se visibiliza y se abre mucho más el tema, nos enfrentamos a situaciones de extrema violencia y a la necesidad de que se trabaje con mayor profundidad en la prevención de estos sucesos tan atroces.
Paralelamente nos permitimos pensar en el rol de las mujeres en la sociedad, la transformación de esos lugares y lo mucho que aún falta por recorrer.
En este artículo vamos a hacer hincapié en las tareas que aún hoy se les asignan exclusivamente a las mujeres, y en cómo muchos de estos mandatos coartan la expresión individual y la creatividad, condiciones necesarias para una salud integral.
Al día de hoy, y si bien hay muchas conquistas entorno a igualdad de derechos e igualdades sociales, las mujeres quedan de manera muy frecuente a cargo de tareas de cuidado y hogareñas en el día a día. Esto podría no ser un problema si fuera equilibrado, compartido y si no implicara la imposibilidad de llevar a cabo otras. Sin embargo, no suele ser lo que ocurre, quedando de manera exclusiva a cargo de las mujeres en la mayoría de los casos.
Nuestra sociedad patriarcal organiza los discursos y tareas en función de su propia estructura. Las mujeres en esta visión representan la debilidad, la pasividad. Y el sistema lo censura y lo construye, dificultando la experiencia íntegra que cada mujer debería poder experimentar.
Las mujeres quedan así atadas, a mandatos, a expectativas, a tareas y exigencias que pasan por la mirada masculina, haciendo que se desconecten de sus verdaderas intuiciones y deseos.
Más allá de mujeres que se rebelan contra esto, que han llegado a posiciones de poder, y que tengamos a disposición ejemplos de mujeres que han trascendido estos mandatos, aún así circula el prejuicio y el rechazo.
El goce sexual de la mujer por ejemplo es un tema socialmente rechazado, incluso tabú. Recién en el último tiempo se ha abordado más esta cuestión y temas como la sexualidad femenina, el disfrute y el ciclo menstrual empiezan a hablarse de manera un poco más abierta.
Esto lleva a muchas mujeres a sentirse desconectadas de su cuerpo, de sus deseos y necesidades. A pensar en lo que debería hacerse, en la imagen que representan para el otro y no en función de sus anhelos profundos.
«A lo largo de la historia, las tierras espirituales de la Mujer Salvaje han sido expoliadas o quemadas, sus guaridas se han arrasado y sus ciclos naturales se han visto obligados a adaptarse a unos ritmos artificiales para complacer a los demás». Clarissa Pinkola Estés.
Con cuanta frecuencia encontramos mujeres que no tienen tiempo para sí mismas!
Las que maternan atraviesan la culpa, el estigma de la «mala madre» y la dirección que una y otra vez las empuja a la abnegación y el sacrificio. ¿Cuál es el tiempo de la expresión espontánea, de la creatividad entre tantos haceres y deberes?
La conquista laboral implica a mujeres que duplican sus tareas, y que muchas veces no tienen un rato de soledad o un momento para compartir con otras, para armar tribu.
Las tareas que las desbordan son, a la vez, poco valoradas en relación a tareas «masculinas» y recién en el último tiempo se han reconocido las tareas domésticas como un trabajo, siendo aún en gran medida invisibilizadas.
Esta condición de la mujer en la sociedad actual complica el terreno de la salud en tanto somos seres integrales, que necesitamos explorar y transitar por distintas facetas de la existencia. Los espacios creativos son necesarios porque nos conectan con la diversidad, y las mujeres que cumplen con el mandato no tienen la posibilidad de hacer respetar esos espacios para sí mismas. Cuanto más sesgada esté la experiencia, tanto más difícil será lograr un estado de equilibrio.
Informar y participar de estos reclamos, desde cualquier ángulo de la sociedad, es esencial para poder potenciar el cambio.