Psicología y Represión
El recuerdo más temido es el inconsciente reprimido
El mecanismo de la represión ha sido tratado e investigado a fondo por Sigmund Freud, representando la base del Psicoanálisis.
Freud comenzó a utilizar este término ocasionalmente como una defensa del yo, que se encuentra en numerosos procesos defensivos complejos.
La represión es la operación mediante la cual una persona intenta rechazar o mantener en el inconsciente, pensamientos, imágenes, recuerdos que están ligados a una pulsión. Se produce cuando la satisfacción de una pulsión placentera puede provocar displacer en virtud de otras exigencias.
Desde los primeros tratamientos de la Histeria, pudo observar que los pacientes tenían a su disposición recuerdos que, no obstante, conservaban toda su vivacidad cuando eran evocados nuevamente. Eran cosas que se querían olvidar y que se rechazaban y reprimían fuera del pensamiento consciente.
La represión aparece desde un principio como un sinónimo de inconsciente.
La teoría psicoanalítica tiene como fundamento dos leyes derivadas del campo de la física: “Nada se pierde todo se transforma” y “En todo gasto de energía hay pérdida de energía”.
Desde el punto de vista dinámico, una pulsión cuya satisfacción, produce placer, suscita un displacer tal que desencadena el mecanismo de la represión, que siempre puede fracasar por la fuerza del deseo inconsciente que busca volver a la conciencia.
El contenido reprimido tiende a retornar en forma de síntomas, sueños, actos fallidos, etc. Los actos fallidos son los errores al hablar, o de la memoria y de la acción que habitualmente no se cometen pero cuando ocurren son atribuidos al azar o a la falta de atención. Sin embargo son como los síntomas, formaciones entre la intención consciente del sujeto y lo reprimido.
La represión no sólo se manifiesta en la patología sino también en la psicología normal y se puede considerar como un proceso psíquico universal, considerando al inconsciente como una instancia separada del resto del psiquismo.
Para entender el funcionamiento psíquico Freud denomina aparato psíquico a la organización interna que tiene diferentes funciones comparándolo con los aparatos ópticos. El aparato psíquico debe concebirse como un aparato reflejo compuesto por tres instancias: El Superyo, el Yo y el Ello.
El Superyo es una de las instancias de la personalidad que representa la conciencia moral. Se define como el heredero del Complejo de Edipo, porque se forma por interiorización de las exigencias y prohibiciones parentales.
El Yo se encuentra en una relación de dependencia, tanto con respecto al ello como al Superyo, apareciendo como mediador, encargado de los intereses de la totalidad de la persona.
Desde el punto de vista dinámico el yo representa el polo defensivo de la personalidad que pone en marcha una serie de mecanismos de defensa tratando de lograr el equilibrio.
El Ello constituye el polo pulsional de la personalidad, sus contenidos son inconscientes, en parte hereditarios e innatos, en parte reprimidos y adquiridos.
Para Freud, el Ello representa el reservorio primario de la energía psíquica y desde el punto de vista dinámico entra en conflicto con el yo y el Superyo.
Para Freud, el Yo se comporta en la vida de un modo completamente pasivo y es influenciado por fuerzas desconocidas e ingobernables provenientes del Ello y del Superyo; concepto ampliamente cuestionado por otras corrientes psicológicas.
La instancia represora es el Yo y sus operaciones defensivas son igualmente en su mayor parte inconscientes.