¿Qué es la rumiación mental?
El término rumiación hace referencia a la masticación y regurgitación de alimentos. Entendiendo esta raíz, podemos comprender mejor cuando hablamos de rumiación mental, ya que en este último caso es eso lo que se hace con los pensamientos.
La mente genera un ciclo en el que “se mastican”, ideas o pensamientos, luego se vuelven a traer, se agregan otros y así sucesivamente.
La rumiación mental es un círculo vicioso del pensamiento. Implica un bucle, una repetición interminable de ideas que se tornan obsesivas y que no nos dejan avanzar.
El resultado de este círculo es una sensación de malestar y el incremento del estrés. Por esto, es necesario poder interrumpirlo.
Su objeto siempre es un idea o situación estresante, transformándose en el foco de ansiedad sobre el cual circulan luego toda la serie de pensamientos.
La rumiación es esa sensación de no poder dejar de pensar acerca de ese tema determinado. Es una paradoja, porque en teoría se cree que pensando encontraremos la solución, pero en este caso el pensamiento se vuelve funcional al motivo de estrés.
Todas las ideas colaboran para profundizar el círculo e impedir que se avance.
Si la rumiación persiste en el tiempo puede desembocar en síntomas de depresión, ya que la consecuencia de ese círculo es la desesperanza de sentir que no hay solución posible para la cuestión que nos preocupa.
De este modo, se procastina la acción, el estrés aumenta y cada vez se crean mas pensamientos negativos entorno al foco de la preocupación.
Por esto mismo es importante detectar que se está entrando en un círculo de rumiación de este tipo, para saber diferenciarlo de la mera evaluación de un problema.
Si se observa que conforme pasa el tiempo, no podemos dejar de pensar en ese tema puntual y que cada vez se posterga más la resolución, encontrándose siempre nuevos obstáculos y pensamientos negativos, entonces podemos sospechar que estamos dentro del circuito de la rumiación mental.
Además, podremos notarlo al observar gran dificultad para orientar la atención en otra cosa, presentándonos en modo ausente en los ambientes vinculares en los que nos encontremos, no pudiendo desplegar la creatividad, ni trabajar ni estudiar y con serias dificultades en el descanso.
De detectar estos indicios se recomienda intentar un corte a esa sucesión de pensamientos que en principio no nos llevan a la solución.
Hacer deporte, caminar, cambiar de ámbito, hacer un viaje corto o alguna actividad artística puede ayudar a que la rumiación ceda.
Si esto no ocurre, siempre es importante consultar con un profesional, que, como mencionamos en otras oportunidades, puede ayudar a trabajar en el trasfondo del problema.
La rumiación es un síntoma presente mayoritariamente en cuadros obsesivos, ansiosos o depresivos, entre otros, de modo que muchas veces es una manifestación de algo que excede al problema puntual de ese momento en particular.
Detectar estos síntomas es fundamental para tomar las medidas adecuadas.
La rumiación mental produce gran angustia y colabora con la perpetuación de un estado de parálisis de la acción, que impide la resolución del conflicto.
Por esto mismo es recomendable la identificación del síntoma y la consulta correspondiente.