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El Poder de la Culpa

Publicado por Malena

el poder de la culpa

El hombre nace con culpa, sólo por ser hombre y por pretender ser perfecto. Más adelante aprenderá a crear más culpas si no tiene la fortaleza de ser libre.

Estar desconforme es una característica humana, porque lo que se desea siempre es alcanzar metas ideales; y lo que el hombre cree, si no tiene discernimiento propio, es lo que se convertirá en sus cadenas, sus estructuras y sus limitaciones. Creerá que tiene que hacer esto o aquello para agradar a los demás, para sentirse incluido, para recibir amor, para que lo respeten.

No sabe que la paradoja es que solamente cuando una persona es auténtica recibe todo eso y mucho más por añadidura. Porque lo que importa para manejarse con la culpa es la actitud.

El que no hace lo que tiene que hacer, no dice lo que siente, piensa diferente de lo que dice, no se compromete con una postura personal y es influenciable, puede llegar a sentirse culpable y volverse agresivo y violento.

La que aísla al hombre es la actitud de arrogancia y soberbia y no el deseo de ser él mismo.

Las normas sociales no son la causa de la frustración y la culpa, son nuestras actitudes hacia ellas.

Si se viven como mandatos ajenos que hay que cumplir por obligación, cada trasgresión tendrá un significado culposo, por no poder confiar en el propio discernimiento y en los valores propios.

Disfrutar de la vida puede provocar sentimientos de culpa cuando se ha integrado la cultura del sacrificio como norma de vida.

La muerte de los seres queridos pueden hacernos sentir culpables y a tener remordimientos; por no haber estado con ellos lo suficiente, no haberles dicho que los amábamos y cuánto significaban para nosotros, por no haberlos ayudado, como creemos ahora, que debíamos haberlo hecho, por no haberlos comprendido, etc.

La muerte eleva el status de las personas y las lleva a pedestales inaccesibles, los muertos se convierten en tiranos simbólicos que nos siguen dando mandatos aún después de haberse ido.

El deber ser es el que genera culpa, no lo que quiero en un momento dado; por eso es mejor querer lo que uno hace y no hacerlo por obligación.

Lo que nos resistimos hacer en el pasado tiene una causa personal profunda que es digna de ser tenida en cuenta. Los motivos de esa circunstancia tal vez hayan sido o no válidos pero es lo único que pudimos hacer en ese momento, porque somos seres humanos perfectibles pero no perfectos.

Sin embargo, el pensamiento nos obliga a volver al pasado y a recriminarnos por no haber actuado como lo podríamos haber hecho ahora.

Ser fiel a uno mismo es difícil, porque creemos que no merecemos tener convicciones propias y actuar de acuerdo a nuestro propio código de valores.

La culpa se cura con el perdón, perdonándonos todo a nosotros mismos y a los demás; y pedir perdón por lo que creemos han sido nuestras fallas.

Muchas veces nos sorprende la reacción de los que creíamos haber ofendido, porque nos damos cuenta que nunca pensaron como nosotros, que ni siquiera lo advirtieron y vivieron la experiencia de otra manera, mientras a nosotros nos hostigaba la culpa.

Esto sucede cuando se piensa por el otro como si fuéramos nosotros mismos; pero los otros siempre son otros universos.

Tener dinero nos puede hacer sentir culpables y no tenerlo motivo de preocupación, de modo que nos negamos a ser felices de cualquier forma.

Las mentiras son los disfraces de la culpa porque se inventan historias para evitarla. Es la manera más antigua de eludir los problemas para no tener que enfrentarlos.

La gente manipuladora nos hace sentir culpables si no actuamos según sus mandatos.

El propio discernimiento y la confianza en uno mismo nos hace libres para actuar según nuestra forma de pensar y rendir cuenta solo a nosotros mismos.