Psicología

Anna O.

Publicado por Betina Ganim

La cura de Anna O.es, como vimos en el post anterior, uno de los casos que utiliza Freud para verificar la cura por el método psicoanalítico de entonces, para pacientes histéricos, que aplicaba junto a su maestro Josef Breuer.

Hay un film dirigido por J.Houston que recomiendo: «Freud, pasión secreta». Allí se muestra un caso que es más bien una condensación de varios historiales clínicos freudianos de su primer época. Pero que permite mostrar el contexto en que surgió el psicoanálisis.

Lo cierto es que en aquella primer Conferencia de Freud en Estados Unidos, en 1909, verifica que la cura por la hipnosis que se había producido en el caso de Anna O. era la demostración primera de que nadie había eliminado hasta entonces un síntoma histérico por esa vía. Como tampoco había habido nadie capaz de penetrar en la causación de tales afecciones tal como lo había hecho Josef Breuer.

Este médico había planificado la investigación de tales síntomas en otros pacientes, concluyendo que todos o casi todos esos síntomas habían surgido como «restos» (interesante para repensar los «restos sintomáticos» de los que habla Lacan en su última enseñanza) de intensas vivencias afectivas; lo que luego se llamó «traumas psíquicos».

La particularidad de tales síntomas residía en que eran “determinados”, causados por escenas traumáticas.

Breuer suponía entonces que esos síntomas eran restos, en tanto figuraban tales escenas traumáticas.

Freud agrega que no se trataba en todos los casos de una vivencia única traumática, sino que la mayoría de las veces tenían que ver con varias escenas traumáticas, y que en un punto se volvía imposible arribar a aquella escena primordial. Dirá Freud que ha intervenido allí la represión.

Ese trauma inicial sería olvidado (represión mediante) y que luego de lo que teníamos noticia era de sucesivos traumas encadenados a aquel primero reprimido.

Así, en esta misma conferencia Freud rescata del caso de Breuer un elemento que atraviesa hoy en día la clínica de la Histeria, y es lo que tiene que ver con el Padre.

Pero no me detendré en eso hoy, sino que continuaré con la Conferencia de Freud, cuando enuncia su conocida fórmula de que los histéricos sufren de recuerdos. Sus síntomas se reducen a restos y símbolos de vivencias traumáticas.

Es así que elucida esa conexión entre los síntomas histéricos y la “biografía” de los enfermos.

A partir del caso de Anna O. se plantea que el destino de lo afectos penosos atravesados por la paciente, eran los decisivos tanto para la contracción de los síntomas como para su curación misma.

Es decir, en este caso, Freud consideraba que era entonces necesario y forzoso pensar que la enfermedad de Anna O. surgió a partir de que los afectos que se desarrollaron en las situaciones patógenas tuvieron bloqueada la salida “normal”, produciendo así una “inervación somática” con lo que se leen sus síntomas corporales. La conocida “conversión” histérica: este mecanismo exagera la inervación normal que tienen los afectos en el organismo, teniendo así una presencia mucho más “exagerada” e intensa.

Esto es lo que llamamos una teoría psicológica de la histeria, en tanto son los llamados “procesos afectivos” los que aquí están en juego.

Luego, la Histeria, su definición, abordaje y tratamiento tienen en la historia y en la clínica otras vías.

Pero hasta aquí es lo que en 1909 Freud tenía para decir.