Caso Dick: yo y cuerpo
El post pasado les hablaba de la versión freudiana del amor como una locura. Esto es, el Ideal del Yo encarnado en la persona amada; eso hace perder un poco las referencias y nos volvemos un poco locos, «ciegos»… esa pregunta inicial que puede lanzar este amor «loco» es ¿cuándo me voy a enamorar?» Y cuando eso ocurre y algo falla, la pregunta es «¿cómo desenamorarme?»…
Lacan estudió los fenómenos del enamoramiento también en la experiencia analítica misma, en el dispositivo analítico: los fenómenos transferenciales, el amor de transferencia pero en su versión obstáculo (no transferencia motor, que sería el lado «positivo» del amor de transferencia)
Cuando Jacques Lacan, en su Seminario 1 presenta el modelo óptico, lo acompaña con un comentario de Lacan sobre un caso de la psicoanalista inglesa Melanie Klein. El caso Dick: un caso que demuestra muy bien lo que les he estado transmitiendo últimamente sobre la construcción del cuerpo, y la importancia de lo imaginario y lo simbólico en este construcción.
Para ubicarnos en el tema, recordemos que lo que llamamos cuerpo imaginario y su mundo concomitante de objetos catectizables, dependen de un acto constitutivo. Es decir, NO NACEMOS CON UN CUERPO. Éste necesita un acto constitutivo; no se produce por una evolución natural, genética, ni por el desarrollo «normal» en una persona…Nada de esto.
Este caso demuestra mucho y además nos acerca a la actualidad, porque el niño del caso Dick podemos considerarlo como un niño autista. Un niño que desde esta perspectiva podríamos decir que no constituyó su cuerpo imaginario. Por lo tanto no diferencia su yo del mundo que lo rodea; no reconoce relaciones con los objetos, más que con alguna que otra cosita mínima; su lenguaje hablado es casi inexistente, aunque aclara Lacan que no por eso deja de estar en el lenguaje. Ocurre que el mundo d ellos objetos de Dick es muy pobre, muy escaso; incluso no diferencia entre objetos humanos y otros objetos. La analista, Melanie Klein se angustia un poco porque dice que el niño la trata como un mueble. Para lo que estamos viendo esto es muy importante porque demuestra esa importancia que le daba al reconocimiento de la imago del semejante.
En el autismo de Dick todos los aparatos que están en el modelo óptico están «sanos»: el jarrón está sano, los espejos también, las flores también, pero algo no se produce; algo no se constituye. Entonces la analista interviene metaforizando el Edipo, con una especie de escena, de juego: «tren chico-tren grande-estación» y le «enchufa» una posición simbólica con esta intervención. Lacan dice «le enchapa» una posición simbólica que hace que de un día para el otro Dick constituya un yo y los entes, los objetos de su mundo. Comienza a hacer uso del lenguaje para pedir, entra en un discurso, en un vínculo social, y empieza rápidamente a progresar en su «humanización».
Es muy clínica esa demostración, y apunta justamente a ese punto, a ese acto constitutivo en el que se arma el esquema óptico, tal como Lacan lo presenta.
FUENTE: DAMIANO, J.M «DESDE LA PERSPECTIVA DEL CUERPO». CITA ED., 2011