Cultura y justicia
Belleza, limpieza y orden dan cuenta que la cultura no solo se reduce a la utilidad, a lo útil de los objetos que provee. El factor utilitario no es suficiente, así que Freud considera que existe una fuerza diferente que interviene en la cultura.
Aun así, consideramos como las más grandes manifestaciones para definir la cultura a las acciones psíquicas superiores: Una es la religión, otra las especulaciones filosóficas, y la tercera son las construcciones ideales del hombre; es decir, la idea que sostiene el ser humano de que es posible la perfección, ya sea del ser humano, de la Nación o de la Humanidad entera, como así también las intenciones que el hombre establece al basarse en tales ideas.
Estas creaciones, dice Freud, están entrelazadas, lo que hace que sea más difícil aún su formulación como explicar de donde provienen psíquicamente.
La hipótesis general que propone Freud es la de que el motor de toda acción humana es hacer converger lo útil con lo placentero; por lo que no quedaría esto exento en las actividades humanas superiores que enumeramos arriba.
Así como tampoco podemos ser prejuiciosos con algunos de estos ideales nombrados; mas allá de que se los vea como máximas creaciones o se los menosprecie e incluso se los acuse de aberraciones, es imposible que neguemos su hegemonía.
El último rasgo de la cultura que tomará Freud en esta exposición -no por ello menos importante- tiene que ver con los vínculos sociales. Con las relaciones entre los seres humanos entre sí: amante, vecino, empleado, lo que sea, pero en tanto miembro de un Estado o miembro de una familia.
Freud advierte que este campo aun es más dificil de explicarse sin tener en cuenta cuestioens ideales y de sistemas de pensamiento.
Lo cultural en este caso es el intento de regular esos vínculos entre los hombres. De otra manera todo quedaría reducido ala supervivencia del más fuerte.
Lo que concierne a la vida humana en sociedad, en comunidad, solo es posible cuando una mayoría se reúne, y se mantiene unida. Esto es más fuerte que la individualidad.
La sustitución del poder individual («fuerza bruta») por el poder de la comunidad. Este es el paso decisivo de la naturaleza a la cultura, nos dirá Freud aquí.
La cuestión aquí es la regulación de las posibilidades de satisfacción, la restricción a satisfacciones que el individuo antes no reconocía. Por lo que la justicia se convierte así en el primer requisito cultural
El efecto final sería el derecho al que todos tendrán acceso, en tanto han colaborado en tanto han sacrificado sus pulsiones, alejándolos dela fuerza bruta.
En cambio, la libertad individual no puede considerarse como algo provisto por la cultura, porque antes ya existía en cada individuo; la cuestión es que no sabía defenderla. Por lo que los desarrollos que la cultura habilita implica imponer restricciones, y la justicia, por su parte, exige que nadie pueda escapara de ellas.
Hay que tener en cuenta las rebeliones que se producen cuando ese ímpetu libertario empieza a agitarse. Algo que también es cultural, por supuesto.
FUENTE: FREUD, S. «El malestar en la cultura»