El psicoanálisis hoy
Muchas veces leo en los medios sobre este tema, la pregunta o incluso la escritura de ensayos y libros sobre si el psicoanálisis está pasado de moda.
Evidentemente el inconsciente, el psicoanálisis, la neurosis no puede medirse en términos de estar o no de moda… eso es bien funcional para el discurso desde donde se plantea esa pregunta que tiene sus objetivos, claro está.
Pero para los analistas la pregunta tiene que ser, hoy, otra. ¿Qué lugar para el psicoanálisis en el siglo XXI? Si el discurso es otro, el Amo es otro, los efectos subjetivos serán otros. Y como analistas, más que preocuparnos por discutir con quienes sostienen que el psicoanálisis esta démodé, creo que lo que nos toca es preocuparnos por cómo responder a estos efectos nuevos, propios de un discurso que no es el del 1900.
Otro cuestionamiento es sobre los métodos del pscioanálisis, qué medición para el psiconálisis, qué instrumentos?
En el psicoanálisis no tenemos reglas establecidas, pero sí tiene principios.existe una l Y podemos decir que respecto de un tratamiento, existe una lógica de la cura; una necesidad lógica de establecer una formalización de la cura, y para eso contamos con los elementos que nos han aportado Freud y Lacan. Si no se dio un paso A, no se puede dar el paso B. podemos así marcar cierta temporalidad que no es cronológica, sino lógica. Esto nos orienta mínimamente en la cura.
Les hablé ya en algún momento de un principio básico de la clínica analítica que es que no hay la cura estándar, ni protocolos generales que rijan la cura psicoanalítica. Ya Freud, en su texto de 1913 “Sobre la iniciación del tratamiento” mediante la metáfora del ajedrez, nos dice que si lo que pretendemos es aprender jugar al ajedrez a partir de un libro, sólo habrá reglas para el inicio y para el final, pero que en el “medio juego” no había más que remitirse a la particularidad del caso clínico para decir algo de lo que allí sucede.
Tenemos dos casos clínicos freudianos para dar cuenta un poco de esto: uno que es paradigmático de la histeria en Freud, el Caso Dora (1901(1905)) y el otro material es acerca de un sueño que Freud publica en «La interpretación de los sueños», al que llamó “la Bella carnicera”.
En este texto técnico de Freud del que extraje su metáfora del ajedrez, ya nos advierte de la imposibilidad del protocolo técnico en el análisis, y verificamos ya en Freud que el discurso analítico es un lazo social que escapa, por su singularidad, al aplastamiento tecnocrático al que el discurso actual de la ciencia y sus procedimientos evaluativos pretenden someter hoy en día a las prácticas psi. Claro que hay disciplinas que se adaptan muy bien a esta pretensión, siendo de alguna manera conniventes con este discurso.
El psicoanálisis freudiano y lacaniano paga a veces muy caro esa no adaptación, por lo que queda excluido muchas veces del discurso de la ciencia actual. O, por otro lado, que aún es más peligroso, se pretende absorber al psicoanálisis en un campo que le es totalmente ajeno. Por suerte, hay analistas, hay deseo, hay causa. Y el psicoanálisis sobrevivirá a este tsunami de las neurociencias y las TCC si sostenemos su causa.