Psicoanálisis y Siglo XXI
La semana del 14 al 18 de abril tuvo lugar en París el IX Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, evento al que tuve el placer de asistir, siguiendo por supuesto el tema que se había planteado para trabajar desde el congreso anterior en Buenos Aires: «Un real para el siglo XXI»
El psicoanálisis está cambiando, y el analista se enfrenta con un real que tiene su particularidad: un real sin ley, y fuera de sentido.
Otrora el psicoanálisis operaba vía la interpretación significante, via el sentido, apostando al sentido no sabido por el sujeto. Inconsciente transferencial y sujeto supuesto saber eran los operadores con los que contábamos en la cura, en la dirección del tratamiento con nuestros pacientes. El Significante Nombre del Padre nos funcionaba como instrumento. Ese significante especial que Lacan retoma de la lectura de la obra freudiana, el padre del Edipo, del mito. Pero hoy, ese padre está caído.
El semblante del Nombre del Padre que regía en el siglo XX ha tambaleado, no puede regir el real de nuestro siglo incipiente.
La experiencia del psicoanálisis va hoy más allá del Edipo, no se detiene en su borde real, y si va más allá es para hacer algo con los restos sintomáticos. Se avanza a una zona que implica la no dirección a un Otro, ya que la época misma nos escupe en la cura sus efectos.
Se trata de un real que no se dirige a nada, no está ahí para ser descifrado…entonces, ¿qué lugar habría para un psicoanálisis que se limite al desciframiento? Si no parece haber nada que llame a eso. Una paciente dice que los sueños le dan «mala espina», que le dan miedo, que no quiere saber nada con eso…¿Qué hacer allí? ¿Cómo operar?
¿Qué se va a leer si no hay nada dado a la lectura? Es así que tanto la interpretación como la lectura adquieren otro estatuto en este siglo, o más bien, deberán ser puestos a prueba…Y Lacan lo supo hace mucho a esto. En su texto «Lituratierra», Lacan se dirige a la letra china en la escritura, para cavar el abismo entre le significante y la letra, entre saber y goce. Es así que nos aleja de este movimiento dialéctico que no cesa de relanzar sentidos…
Esto lo terminé de entender (creo) el sábado pasado, en París, conversando con un par de estudiantes chinas que me encontré en el hotel. Me contaban que estaban estudiando español en Córdoba, Andalucía. Cuando le pregunto sobre esa experiencia, me pueden decir -con cierta dificultad- que el español era muy difícil para ellas porque una palabra podía llegar a tener muchos significados, y que su sistema era mucho más sencillo….Ni hablar cuando intenté contarle para qué estaba en París, ¡por un Congreso de Psicoanálisis! No creo que lo hayan terminado de entender…Y yo tampoco. Es que el psicoanálisis es un imposible…Analizar es una de las tareas imposibles que nos transmite Freud…
Ahora bien, si persiste, es porque hay un deseo enigmático puesto en el lugar de la causa…aún más difícil de entender, aún…
FUENTE: SCILICET, AMP 2014.