El tope de un análisis
En el post de ayer les introduje la cuestión del final de análisis, los obstáculos, los topes, el camino hacia el deseo del analista (en tanto producto de un análisis), etc.
Con la entrada en análisis y la división subjetiva, como así también la posición diferente respecto del inconsciente, se van armando ciertos recorrido a partir de algún significante en particular que va en busca de otro para dar un sentido, para acceder a un saber. Es decir que l atención estará puesta en ese próximo significante, que va a aparecer cunado el énfasis está puesto en la verdad.
En este plano, con esta división subjetiva, aparecen series de significantes que han determinado a ese sujeto. Esto será algo muy interesante para el trabajo del analista con el caso, pero el sujeto no estará en condiciones de decir, por ejemplo, «qué increíble este significante dividido por la fecha de mi cumpleaños, más las patadas que me dio mi padre en esa misma fecha, entonces eso seguramente tiene que ver con este síntoma que tengo». Digamos que en este momento se puede leer esto desde el lugar del analista y en todo caso le servirá para presentar el caso en algún espacio de conversación clínica y poder de ahí verificar ciertas cuestiones. Pero no significa que el sujeto diga eso…
Por eso, en esa línea imaginaria que usamos para transmitir la dirección, la lógica de la cura, aparecen puntos entrecortados, una línea discontinua que es muchas veces una salida del análisis (no un final). Entonces es como si el paciente se va porque el inconsciente ya no puede darle más… Entonces se va a la vida, por decirlo de aluna manera, olvidándose de su inconsciente, deja de interesarse por eso, porque ya no le puede sacar más provecho, ya no le puede sacar más leche a la teta de la verdad…
Entonces, en ese punto de tope, claro que existen cadenitas de saber que se han producido como trabajo analítico, y eso porque trabajamos con la dimensión de la falta.
Pero el saber tiene un clivaje con la verdad; nunca puede obtenerse una marca de verdad definitiva, la verdad siempre se corre, siempre se aparta… Aún así, es el motor de la primer fase de un análisis, no se puede saltear lógicamente ese paso; ésto es algo que lo he dicho y repetido siempre en cuanto a la transmisión de la lógica de la cura se refiere. Si se trata de pasos lógicos, no se puede dar el paso 2 sin haber dado el paso 1.
¿Pero qué es lo que ocurre cuando esa falta empieza a no motivar a seguir adelante? Pues bien, empieza el efecto de tope; si el sujeto está muy vinculado con la temática de la verdad, empieza un cierto «desengaño», un matiz de desengaño, en tanto el paciente puede decir «Bueno, ya he llegado hasta aquí, le agradezco por todo lo que ha hecho», y parte.La angustia ha cesado, los delirios neuróticos han cedido…Un «hasta aquí llego» y chau.
Bueno, este es el tope, y el analista deberá saber hacer con eso…
FUENTE: INDART, J.C. Seminario «Lógica de la cura»