Franz Alexander
Voy a dedicarle una serie de entradas a un postfreudiano…sí. Es una referencia por la que me interesé al estar causada por el tema que orientó las últimas Jornadas Anuales de la ELP («Goce, culpa, impunidad»)
Así, emprendí mi lectura personal, topándome con una conferencia conocidísima de J-A Miller -que hasta formaba parte de la bibliografía universitaria de mi época- que es “Clínica del Superyó” .
En un recorrido que hago por ese texto, pletórico de referencias freudianas, postfreudianas y lacanianas respecto al superyó, me encuentro con un postfreudiano que sale de la serie de aquellos que vaciaron al superyó de sus funciones adjudicándoselas al yo.
Se trata de Franz Alexander, un postfreudiano que escuchó a Freud hablar del superyó en los años ’20. Un “apasionado del superyó” como lo llama Miller en la citada conferencia.
Médico y psicoanalista norteamericano, partió a Berlín en los años ’20, retomando instantáneamente la segunda tópica freudiana,en la cual la pulsión de muerte era el centro. Esto lo trasladó a un interés por la criminología y el campo de la psicosomática, por lo que se ha transformado en un autor es bastante conocido en este área.
Parece que tenía un particular estilo de transmisión, escenificando los conceptos freudianos. Así, decía del superyó que tenía los “rasgos de un aduanero obtuso y corruptible”; y el síntoma neurótico era asimilado a un contrabandista que le pagaba al aduanero para pasar de modo fraudulento.
Esto me llamó la atención porque me resonaba aquella cita del Seminario 7 de Lacan, a propósito del texto de E. Jones “Odio, culpa y temor”, que dice que lo que articula el análisis es que al fin de cuentas, antes que exponerse a la castración, es más cómodo es más cómodo padecer la interdicción…
Voy a la fuente, al texto de Alexander al que se refiere Lacan en el Seminario 1. El título completo del artículo es “La lógica de las emociones y su fondo dinámico” (1935)
Lo encontré en inglés, así que trataré de transmitirles las ideas principales de este artículo.
En este “gran artículo”, Alexander teoriza sobre los “silogismos emocionales”, que son esas “conexiones emocionales evidentes” tales como ‘Lo odio, porque él me ataca’ que verificamos en la vida cotidiana.
Plantea que tan lógico como que el pensamiento se basa en silogismos intelectuales, la “lógica de las emociones” consiste en una serie de silogismos emocionales.
Decimos por ejemplo: “Era lógico que A le dio una respuesta tan emocional a B porque oímos que B lo había insultado”.
El método psicoanalítico, dice F. Alexander, ha extendido la posibilidad de tales explicaciones causales también al fenómeno psíquico, el cual parecía previamente irracional e inexplicable. Demostró que a menudo, en la cadena de procesos mentales, algunos de las conexiones no son conscientes, sino inconscientes, y que pueden ser reconstruidas por la interpretación analítica.
Alexander define a los síntomas neuróticos como “procesos psíquicos irracionales repentinos” , fenómenos accesibles a la explicación psicológica. Y propone que si investigamos atentamente cualquiera de nuestros conceptos psicoanalíticos, reconoceremos que ellos se basan en esas conexiones aceptadas tácitamente en la vida emocional.
Seguiré con la lectura de este texto el siguiente post.
FUENTE: MILLER, J-A. «Ocho Conferencias»
ALEXANDER, F. La lógica de las emociones y su fondo dinámico