La actualidad del nudo borromeo
Para este siglo incipiente, el XXI, el psicoanálisis tiene Un real con el que hacer. Jacques Lacan nos aporta el nudo. Él decía en los años «80, en Caracas precisamente, a quienes estaban escuhándolo, que sus registros, simbólico, imaginario y real estaban ahora situados a partir d ella lógica d ellos nudos. El nudo borromeo le permite a Lacan transmitir su legado. Con el nudo, Lacan transmite la experiencia analítica, y lo considera fundamental para bordar la clínica.
Podemos decir entonces para empezar que para dar cuenta de la experiencia humana en general, contamos con tres registros fundamentales, tres categorías que nos permiten ordenar ciertos fenómenos de los vínculos entre los seres humanos. Lo real, lo simbólico y lo imaginario.
Para poder mantenerse en un discurso y en un vínculo social con los otros, el sujeto, podemos decir, tiene que mantener estos tres registros anudados, logrando así una consistencia que llamamos «realidad». Se trata de montar una ficción simbólica e imaginaria para enfrentarse ase alguna manera a lo real insoportable para cada quien. Pero esta «protección » implica a su vez una limitación de goce, cuyo modelo lo tenemos en la prohibición del incesto, en la ley fundamental. Una ley simbólica que interdicta el goce, a partir del Nombre del Padre como representante simbólico de la ley.
El Nombre del Padre tendrá entonces la función, para cada asueto, para cada uno, de sostener unidos los tres registros: imaginario, real y simbólico. Con eso tenemos una idea de lo que es el nudo Borromeo. Es decir, que cada uno de los tres registros se anuda con los otros, haciéndolos consistir. Por lo que si se rompe alguno, se rompen los otros.
Ese Nombre del Padre, ese Otro como cuarto nudo, tiene un defecto, no es nunca completo y omnipotente, es inconsistente siempre. Esto tiene que ver con la estructura significante, la que excluye la referencia absoluta. Es decir, la estructura significante es a partir de una falta, de la diferencia. Es el sujeto que tendrá que hacer algo con esa falla en el Otro, suplir de alguna manera eso que está estructuralmente fallado.
Es por eso que ningún nudo de tres será totalmente exitoso; será el sujeto el que tendrá que inventarse un modo propio d hacer con eso para mantener unidos los tres registros.
En la última enseñanza de Lacan tenemos al sinthome como cuarto nudo. El síntoma como Nombre del Padre que al final de un análisis se reduce a un resto, a lo indecible, lo inanalizable, el real con el que cuenta cada sujeto.
Jacques Lacan a partir del nudo, nos permite leer nuestro siglo. Y Jacques-Alin Miller retoma este punto hablando de «un gran desorden en lo real», hipótesis sostenida en la conmoción de los puntos de referencia que teníamos bajo el régimen del Nombre del padre, por la incidencia del discurso científico unido al liberalismo capitalista.
Ya no se trata de lo real en tanto lo que vuelve al mismo lugar, lo real asociado a la naturaleza. Se trata de un real sin ley, que no siempre retorna al mismo lugar; se trata de un goce opaco que contamina lo simbólico -imaginario.
FUENTE: SCILICET. AMP, 2014. ED.GRAMA.