Nudo y síntoma
¿Cómo posicionarnos frente a la noción de síntoma en la última enseñanza de Lacan? ¿Qué sabemos y -aún mejor- que no sabemos de ello?
En principio lo que sabemos es que esta noción de síntoma está íntimamente anudada -valga la redundancia- a la referencia teórica de nudo borromeo. Este nudo puede mostrarse y armarse de diferentes maneras: una, es la figura más conocida si se quiere, que es la de tres círculos que se enganchan entre sí, de modo que si uno se desprende, cualquiera sea, los otros quedan también desenganchados, se desanudan.
Esta noción novedosa de síntoma la va construyendo Lacan a partir de un determinado recorrido que hace con las posibilidades de ese nudo de tres, cuando decide articular esa noción de síntoma a un nudo (con propiedad borremieca también)de cuatro; de manera tal que se le da al síntoma la función y la potestad de producir un anudamiento entre los tres registros: imaginario, simbólico y real. No los graficaré aquí porque al ser una figura topológica se dificulta representarla en un plano.
Más bien me interesa hoy introducir la escritura del síntoma en esta última enseñanza de Lacan:Sigma, la letra que corresponde a la»S» mayúscula en el alfabeto griego.
Sobre esto es que también se ha avanzado respecto de la teoría del fin de análisis, en tanto identificación al síntoma.
Clínicamente se puede demostrar esas relaciones entre dos registros. En la primera enseñanza de Lacan primaba; aquella época donde teníamos como hito su concepción de la primacía significante; de la primacía de lo simbólico sobre lo imaginario, o lo imaginario sobre lo simbólico. Las relaciones simbólico-real, real-simbólico, imaginario-real, y real-imaginario.
Pero esta demostración se torna más difícil cuando hablamos del nudo, en tanto hablamos de 4…
Solo que teniendo como referencia a Freud, podemos decir desde ahí que el síntoma no se refiere solo a lo simbólico, a su cara significante. También decimos que el síntoma entraña lo real, que pensamos como su goce, como el costado más de satisfacción del síntoma.
Está claro que la teoría freduiana surge del síntoma interpretable por lo simbólico; como algo que se trataba de eliminar, transformar, sustituir, aminorar, en fin, sublimar el sufrimiento sintomático. Como si la cura se tratase de «hacerse más fuerte».
Es por eso que tenemos que hablar de dos vertientes del síntoma: una, la que tiene que ver con lo simbólico, y otra la vertiente real o del goce del síntoma. Y advertilos en que no se trata de que no tengan nada que ver una vertiente con la otra..
De hecho, el nudo justamente «anuda» tres vertientes que tienen relaciones entre sí:imaginario, simbólico y real. Si consideramos el síntoma imaginario, vemos cómo aparecen sus relaciones con lo rela y con lo simbólico. Si consideramos el síntoma en lo símbólioc (analítico) hay relaciones con lo imaginario y lo real, y hay una diferencia entre ambas consideraciones. Pero esa diferencia no está en el sentido, porque en ambas consideraciones del síntoma llegamos a un sentido, ya sea imaginario (popular) o un sentido por desciframiento analítico.
El desciframiento analítico vale la pena solo porque es lo que verifica que lo real del goce fálico no es imaginario, lo que hace una diferencia absoluta: una relación de goce solo con lo simbólico, y una relación de goce solo con lo imaginario, y fuera del pacto de sentido.
Para terminar, porque aquí la cuestión se complejiza…
FUENTE: INDART, JC. «La pirámide obsesiva»