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Síntoma y Sinthoma

Publicado por Betina Ganim

Les decía el post pasado, que el síntoma es una formación del inconsciente que difiere de las demás (sueños, actos fallidos, lapsus, olvidos…) por su permanencia. Es decir, si los demás tiene la característica de instantaneidad, el síntoma es permanente. Y eso es lo que precisamente, la mejor de las veces, lleva a una persona a consultar.

Y la característica en común con las otras formaciones del inconsciente, es que el síntoma también comporta un verdad que llama a una interpretación. Se espera una interpretación de eso enigmático, que quiere decir algo..¿pero qué? Eso ya requiere otro paso, que no es cualquiera. Eso habla ya de un primera implicación en el síntoma, una creencia (en el sentido imaginario, podemos decir) creer en que eso que permanece y se repite, quiere decir algo.

Esto es lo que fundamentalmente diferencia a un síntoma de por ejemplo una inhibición. Porque la inhibición simplemente tiene que ver con la limitación de una función determinada; en ese sentido, no comporta ningún sentido de verdad.

Para que exista síntoma, es fundamental que el fenómeno dure en el tiempo, más allá de su repetición. Porque tanto los actos fallidos, como los sueños, por ejemplo, son repetitivos también. Solo damos a esas manifestaciones del inconsciente el estatuto de síntoma cuando eso perdura. Podríamos decir que es lo más real…

Es por esto que podemos sostener que el síntoma tiene dos caras: una cara de «verdad» y otra cara de «real». Lo que Freud descubrió, investigó y transmitió es que un síntoma podía ser interpretado, al igual que un sueño, en función de un deseo particular; y es también el síntoma un efecto de verdad.

Pero también sabemos que hay como un segundo tiempo que Freud abordó como una paradoja, que es que el síntoma no solo tiene un efecto de verdad, sino que más allá de las interpretaciones, ese síntoma persistía.

Con Lacan podemos decir que si bien se lo puede pensar como algo paradójico, no es más que un efecto del lenguaje. Y trabajando con el lenguaje, en una operación de reducción, siempre queda un resto, una «x» ineliminable a pesar de la interpretación. Es decir, más allá de la interpretación freudiana, hay una x, que nos ha hecho justamente avanzar en este tema.

Freud marcaba un fin de análisis, aunque sostuvo que había un resto. Es por eso que la práctica psicoanalítica de

orientación lacaniana va más allá del tope freudiano, asistiendo al momento de confrontación del sujeto con su resto. Claro que lógicamente antes, se atraviesa ese desciframiento de la verdad, pero no hablamos de un fin de análisis en el que ese resto simplemente «se lo acepta» . Sino que a esos restos sintomáticos nosotros lo abordamos como lo real del síntoma: el fuera de sentido del síntoma.

Ya no se tratará entonces de la interpretación, del sentido de verdad de los síntomas, sino de su fuera de sentido. Eso es lo que Lacan luego llama sinthoma, con «th».Si el síntoma es algo que comporta un sentido de verdad que llama a la interpretación, el sinthoma es un acontecimiento de cuerpo fuera sentido…

FUENTE: MILLER, JACQUES-ALAIN.»LEER EL SÍNTOMA»REVISTA LACANIANA, EOL.