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La satisfacción simbólica

Publicado por Betina Ganim

A esta altura saben que los analistas estamos siempre hablando del goce, y para muchos es un concepto oscuro en Lacan, tal vez muchos no se animan a abordarlo…

Hoy me interesaría transmitirles algo que puede llegar a orientarnos, que son una especie de paradigmas que arma Jacques-Alain Miller en torno al goce, y que nos guían en la formalización de este concepto en la enseñanza de Lacan. Sería como una invitación que nos hace Miller a ver una especie de película que va de la doctrina del goce en su movimiento dentro de la enseñanza de Lacan, cuyos fotogramas serían cinco.

El primero de estos paradigmas se trata de una «imaginarización del goce», que tendría que ver con los efectos de lo que llamamos la primera enseñanza de Lacan, donde lo simbólico es lo que prima, como orden fundamental en el que se erige la experiencia del psicoanálisis.

Es así que la primacía de lo simbólico y de la palabra vela de alguna manera la cuestión del goce, que queda «imaginarizada». Este sería el efecto en el goce de esta primacía del significante.

Esta innovación que hace Lacan, lo simbólico, más bien diría que es una reafirmación de lo que está escrito en la obra de Freud a partir del descubrimiento del inconsciente, con sus leyes de condensación y desplazamiento, que son reabordadas por Lacan -con la Lingüística de referencia- como metáfora y metonimia.

El inconsciente, dirá Lacan, está estructurado como un lenguaje, lo que implica que tiene leyes que lo determinan. Y esto es lo que guiará su teoría y su clínica.

La introducción del Otro con mayúsculas borra la clínica de la intersubjetividad, y aboga por una disimetría en la relación analista-analizante. El único en juego allí es el sujeto, no hay lugar para un juego de «yoes» en el que el yo del analista es el ejemplar y modelo a seguir. Se trata dirá Lacan, más bien del Otro del sujeto, el que determina su decir. Esa relación intersubjetiva quedará corregida por la disimetría que denuncian las distintas funciones de los sujeto en juego en la experiencia analítica.

Si la relación entre yoes (a-a») se inscribe entonces en el registro imaginario, la relación del sujeto al Otro se inscribe en lo simbólico.

Estas primeras elaboraciones apuntan a un inconsciente susceptible de desciframiento. ¿Pero qué sucede con la otra parte de la obra de Freud? ¿Cómo aborda Lacan en esta época la teoría freudiana de las pulsiones? Esto es, su parte económica,digamos, en lo que se refiere a la satisfacción en juego.¿ Dónde queda eso en esta primera enseñanza de Lacan?

Bien, lo que deja dicho Lacan en este momento es que todo aquello que se refiere a la satisfacción, debemos buscarla en la misma comunicación, tal como la entendía Lacan (más allá de la teoría de comunicación clásica: Emisor-mensaje-Receptor) Debemos buscarla allí en tanto el sentido que libera. Esa satisfacción de la comunicación tiene que ver con lo que produce como efecto de sentido.Esquema-Z En el Seminario 5 (1957-1958) ya Lacan daba ejemplos de esa satisfacción que se genera cuando el Otro «festeja» por ejemplo las palabras «raras», tildadas de «graciosas» provenientes del sujeto.

Lo mismo ocurre con el chiste, ese efectos de satisfacción que se genera en el lenguaje, con la palabra misma; y ni hablar de los chistes «verdes». Eso, Lacan en ese momento lo lee como una satisfacción del orden simbólico, ya sea que venga del sujeto como del Otro.

Si viene del sujeto, es en relación a esa satisfacción que se produce cuando se desprende del sentido encarcelado (contar el chiste), reprimido. En relación al Otro se trata de la satisfacción por el reconocimiento (que se ría).

Hasta aquí entonces tenemos -como primer pardigma del goce en la enseñanza lacaniana- qué hizo Lacan en su primera enseñanza con la teoría económica freudiana. Aunque quedaban aún muchos conceptos fuera, de los que se irá ocupando en lo sucesivo.