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¿Por quién o para quién?

Publicado por Betina Ganim

Para empezar el año nuevo, tocaré un tema clínico muy interesante, que seguramente he abordado anteriormente en otras circunstancias. Me refiero a la clínica de la histeria y la obsesión.

Pro esta vez partiré de otro de los escritos lacanianos de referencia: «Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis» o también conocido como Discurso de Roma, que dio Lacan en septiembre de 1953, a modo de inauguración de lo que llamamos su enseñanza.

Es en este escrito que Lacan habla de la estrategia histérica y la estrategia obsesiva. Lacan, por esta época, insiste en la distinción del yo y el sujeto, y nos dice que en lo que hace a la práctica analítica, lo que opera es el sujeto -no el yo.

De esta manera hace una especie de método para operar en la clínica con la histeria y la neurosis obsesiva.

El yo es un objeto catectizado libidinalmente, y por lo tanto es algo que en principio hay que ubicarlo (más allá de que luego no operemos con él)

El sujeto es entendido como una pregunta. No se trata de descartar al yo, para nada Lacan dice eso; lo que quiere decir aquí Lacan es que hay que ubicarlo para saber por quién y para quién el sujeto plantea su pregunta.

Es decir, que por quien es «por qué medios», a través de quien, por medio de quién. Y Para quién es el verdadero lugar desde donde se plantea la pregunta.

Entonces, primero Lacan planteará en este escrito que primero hay que ver dónde está el yo, ubicarlo, para luego situar dónde está la pregunta del sujeto. ¿Esa pregunta cómo se formula?¿De qué se trata esa pregunta? No es una pregunta cualquiera, ese material lo provee el yo, podemos decir, pero la pregunta no es una pregunta yoica, sino más bien esa pregunta en la que está implicado el sujeto, en tanto deseo.

En ese párrafo del escrito tenemos también la cuestión de ¿dónde está ubicado el objeto de deseo, en el «por quién» o en el «para quién»? Pues bien, la pregunta se sitúa en el lugar del «para quién».por quien y para quien

Si tomamos el ejemplo de la estrategia histérica, en tanto la histérica, al decir de Lacan «cautiva ese objeto en una entrega refinada», podemos decir que es por intermedio de su yo, que la histérica goza de su objeto.

A ver, imaginemos un triángulo, en cuya base tenemos en un punto a y ene l otro a»: la relación imaginaria, esa que se tiene con el yo. Y ese a» es el hombre. Ese tramo sería el por quién, en el plano de las identificaciones, pero donde está la verdadera pregunta histérica no es ahí, en a» sino en el vértice superior del triángulo: la Otra Mujer, la pregunta por la feminidad: qué es una mujer.

Entonces, la histérica no va a plantearse la pregunta en el lugar del hombre, sino que el hombre será el por medio de quién se hará la pregunta sobre La Mujer. En el terreno puramente simbólico, el del deseo.

FUENTE: SEminario Central, Cita 2003. «La dirección de la cura»