Lo haré mañana…Procrastinación
Tenemos mil cosas que hacer, tareas que inundan nuestras agendas. pero siempre hay unas que son más importantes que otras. Son estas tareas principales las que nos suelen resultar más difíciles de llevar a cabo bien porque son complicadas, bien porque exigen que empleemos una cantidad de energía considerable tanto a nivel psicológico como físico o por razones emocionales. por tanto, las postergamos sistemáticamente y, si revisas tu agenda, aparecerán en casi todas las hojas.
Esta maniobra es empleada por mucha gente, pero cuando se hace crónica, incurren en la procrastinación.
En efecto, posponer todo aquello que nos resulta desagradable, incómodo, estresante o aburrido entra dentro de lo cotidiano. Sin embargo, cuando no se trata de un acto puntual sino que, por el contrario, se practica de forma habitual, entonces puede ocurrir que se transforme en un comportamiento difícil de controlar y de erradicar. Además, se puede asociar a otros trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad o el perfeccionismo patológico.
Esta conducta de evitación, puede generarnos en un primer momento alivio pero a la larga el desgaste que produce tener que hacer algo y nunca llegar a hacerlo, se convertirá en una losa pesada colmada de culpabilidad y de ansiedad.
El origen de este comportamiento suele ser el miedo a fracasar, no creernos capaces, temor a recibir críticas, un estado de ánimo poco favorable o cualquier razón lo suficientemente válida como para paralizarnos al enfrentarnos una actividad concreta.
Además, la procrastinación puede ser un reflejo de nuestra falta de habilidades de autogestión. No es que no queramos hacer las tareas, es que no sabemos cómo organizar nuestro tiempo y recursos para hacerlas. Esto puede ser especialmente cierto para las tareas que requieren un esfuerzo mental significativo, como la escritura, la investigación o el estudio. En estos casos, la procrastinación puede ser una forma de evitar la sensación de estar abrumado.
Afortunadamente, para luchar contra nuestra procrastinación contamos con herramientas y estrategias sencillas que nos ayudarán a gestionar el tiempo de manera eficaz.
Haz una lista de tareas realizando una estimación del tiempo que necesitas para llevarlas a cabo. Asimismo, se recomienda plantear objetivos razonables y centrados. Prioriza estas tareas de manera que empieces por las más importantes. Si es necesario, divide la tarea en pequeñas actividades. Lleva a cabo cada actividad sin distracciones, en un entorno lo más favorable posible. Una vez finalizada, no dudes en otorgarte un premio porque sin duda te lo habrás merecido por el esfuerzo realizado.
Es posible que puedas necesitar terapia cognitiva para cambiar algunas creencias irracionales o ideas erróneas sobre ti mismo o sobre tus capacidades.
Si piensas que estás inmerso en este círculo de apatía, no dudes empezar a ser proactivo porque una idea es clara: la procrastinación lleva a más procrastinación. De la misma manera, la actividad trae consigo más actividad y, una vez inicies el proceso pronto notarás que la nueva forma de hacer las cosas te beneficia mucho más que dejarlo todo para más tarde. Sabemos que lo más difícil es arrancar, dar ese primer paso. Pues no lo pienses más y comienza por desaprender este comportamiento haciendo lo contrario a lo que estás habituado, enfrentándote a esas tareas que desearías hacer desaparecer . Sé constante porque el camino no está exento de dificultades. Ten confianza en ti mismo, tu productividad aumentará cuando tu lista de propósitos de año nuevo disminuya, dejando paso a otros objetivos o tareas que tienes pendientes. Y sobre todo, no dejes ésto para mañana.
Recuerda que la procrastinación no es un defecto de carácter, sino una respuesta a ciertos tipos de tareas y situaciones. Al entender esto, puedes comenzar a cambiar tu enfoque y a desarrollar nuevas estrategias para manejar las tareas que tiendes a postergar. Con paciencia, práctica y apoyo, puedes aprender a superar la procrastinación y a ser más productivo y eficiente.