Gente Sin Hogar
En casi todas las grandes ciudades del mundo, no importa en qué estado estén sus economías, existen personas fuera del sistema, que duermen y viven en la calle, a veces en completo estado de abandono.
En ciudades de la India, existen muchas personas que viven toda su vida en la calle y hasta mueren en la calle. Esa atroz realidad fue la que motivó a la madre Teresa de Calcuta, religiosa católica, a fundar en ese país la orden de las Misioneras de la Caridad, al servicio de los ciegos, ancianos, discapacitados y moribundos, recibiendo por su encomiable labor el premio Nóbel de la Paz en 2003.
Las creencias religiosas de la India atribuyen al karma la condición de los parias, por lo tanto no consideran esta situación anormal; pero en los demás países se han realizado investigaciones de toda índole para lograr determinar las causas de este fenómeno.
Muchas personas que están en la calle han huido de sus hogares y no desean volver. Otras sufren de depresiones graves u otras enfermedades mentales que no les permiten adaptarse a la sociedad en que viven; y la mayor parte son alcohólicos, o drogadictos, en un estado avanzado de su adicción, afectados también por enfermedades orgánicas relacionadas con sus hábitos.
En casi todos los países existen instituciones que dan albergue a estas personas a veces en forma transitoria y otras les brindan un hogar común donde pueden quedarse más tiempo para intentar rehabilitarlos hasta que eventualmente puedan vivir solos y hacerse cargo de sus vidas.
El concepto que tiene la gente en general sobre estas personas, cuando no se atreven a analizar mejor este problema, es que se trata de perezosos que no quieren trabajar y por esta razón terminan dependiendo de la caridad o del gobierno.
Para afirmar o refutar esta hipótesis, un programa documental de televisión organizó grupos de cuatro millonarios por vez, para ponerse en el lugar de los desposeídos, para vivir algunos días como ellos y ver si desde sus perspectivas y empleando sus propios métodos les sería posible salir de esa situación e independizarse.
El resultado de esta investigación fue desalentador para los cuatro, porque además de sufrir lo indecible al tener que vivir en las mismas condiciones de privaciones e incomodidades de los desposeídos por algún tiempo, se dieron cuenta que estaban equivocados.
Claro que tuvieron escaso tiempo para intentar un cambio de vida, pero teniendo en cuenta que esas personas eran millonarias y uno de ellos había ganado su primer millón de libras esterlinas a los dieciocho años, bien podrían haber logrado un avance significativo o por lo menos vislumbrar una salida decorosa implementado alguna de sus buenas ideas.
Los cuatro terminaron esta experiencia, muy frustrados, porque no pudieron evitar que los alcohólicos siguieran tomando y los drogadictos se siguieran drogando, ni tampoco ellos lograron ganar lo suficiente como para independizarse.
Pudieron ver con sus propios ojos, que el sistema que ellos criticaban y que ayuda a toda esta gente, hace lo que puede y que por cierto, como todo, es perfectible; que el hacerles la vida más cómoda y brindarles ayuda, no reduce, como ellos pensaban, las posibilidades de los necesitados de reintegrarse al sistema, sino que por el contrario, les dan no sólo una oportunidad para independizarse, sino también el contexto que también necesitan, en el que se puedan sentir protegidos y queridos.
El problema de las grandes ciudades es el de la soledad en medio de la multitud anónima. No todas las personas se pueden adaptar cuando están solas sin amigos o familia, y tampoco cuando las responsabilidades los abruman y no tienen la capacidad o la salud mental suficiente como para hacerse cargo. Por eso a veces huyen, porque la mayoría está enferma.
La sociedades modernas muy numerosas, suelen ser alienantes y hacen que la gente no pueda verle un significado a ese mundo en que vive, separada de la naturaleza y atada a un trabajo que tal vez no le guste.
El problema viene desde la infancia, cuando el niño no recibe la atención y la educación que merece; de manera que en definitiva un problema social tan grave como este también se debe en gran parte a la falta de responsabilidad de los adultos.