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Psicología de las Masas

Publicado por Malena

Todo poder despótico utiliza recursos hipnóticos.

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El fenómeno de masas durante la primera mitad del siglo XX caracterizó el curso de la historia mundial. En Alemania, Hitler, Adolf (1889-1945), político alemán nacido en Austria, después de la primera guerra mundial de 1914, participó en la propaganda antibolchevique en el ejército; y en 1919 se relacionó con un grupo de extrema derecha que posteriormente se transformó en el partido nacionalsocialista alemán del trabajo.

La crisis económica de 1929 le dio mayores oportunidades a su partido aprovechando el descontento y las relaciones de grupos sindicales patronales que luchaban con los sindicatos de izquierda.

Con la ayuda de importantes industriales consiguió el poder y estructuró el estado alemán de acuerdo a las ideas nazis de hegemonía de la raza alemana, con una concepción totalitaria y con pleno apoyo popular de las masas.

Su ambición de dominio lo hizo responsable de la Segunda Guerra Mundial que comenzó con la invasión alemana en Austria y Checoslovaquia.

Su carisma hipnótico lograba entusiasmar a su pueblo inculcando la idea nazi de formar parte de una raza superior con la responsabilidad de liderar toda Europa.

Los fenómenos de masas se caracterizan por la identificación con un líder carismático lo que logra borrar toda huella de conciencia individual al participar de una conciencia colectiva, fortalecida por ideales comunes de grandeza; dándole oportunidad a cada individuo en particular de elevar su autoestima, solamente por su adhesión al grupo.

La frustración de las aspiraciones individuales es mitigada mediante la canalización de las propias necesidades hacia lo colectivo que brinda la posibilidad de concretarlas por medio del grupo, aunque las actividades, procedimientos y objetivos del mismo no coincidan plenamente con lo que le demanden sus conciencia.

Mussolini, Benito (1883-1945), político italiano de ascendencia obrera, era socialista y anticlerical, pero en 1914 dio un inesperado vuelco y propugnó la intervención de Italia en la guerra. Organizó posteriormente un movimiento ultranacionalista fascista, anticapitalista, anticlerical y antimonárquico. Proclamaba la necesidad de un estado autoritario y la restauración del orden tradicional.

Financiado por grandes industriales y terratenientes, combatió a los movimientos de izquierda hasta que obtuvo el poder, instaurando una dictadura.

Se unió estrechamente a Hittler y ayudó a las fuerzas nacionalistas durante la guerra civil española (1936-1939).

Mussolini fue otro ejemplo de líder carismático con poder hipnótico sobre las masas que en esa época también utilizaron otros líderes en otros países, con el fin de ejercer el poder en forma despótica y dictatorial, con la supresión de las libertades individuales y de expresión y con estrategias especiales para juzgar a la oposición; apoyados por una gran parte de la población anónima que se identificaba con su líder compartiendo su gloria.

Le Bon decía que cualquiera sean los individuos que componen a una masa humana, al formar parte de una multitud los transforma en almas colectivas capaces de sentir, pensar y obrar de una forma completamente distinta a como lo harían aisladamente.

Agrega Le Bon que en una multitud desaparece la personalidad individual surgiendo lo inconsciente social en primer lugar. El individuo adquiere un sentimiento de potencia invencible, lo que le permite ceder a sus instintos que como individuo aislado hubiera frenado, porque actuando en medio de una multitud anónima desaparece la responsabilidad.

Además, todo acto multitudinario suele ser contagioso y sugestivo hasta el extremo de llevar a cualquier individuo a actuar en forma contraria a su naturaleza, sacrificando su interés personal y sin tener conciencia de sus actos.

Opina Le Bon que la multitud es un rebaño que no puede vivir sin amo y tiene tanta necesidad de obedecer que se somete instintivamente a su jefe.