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Yo, Narcisismo y Deseo

Publicado por Betina Ganim

Mujeres modernas

La teoría del deseo de Jacques Lacan, tal como les introduje el post anterior, parte de la teoría freudiana según la cual el yo es el reservorio de la libido que se distribuye entre los diferentes objetos de deseo. Recordemos que el deseo aquí, partiendo de esta noción freudiana, quedaría situado en el registro imaginario. Estamos hablando del concepto de deseo que en este momento de la enseñanza lacaniana, queda vinculado a lo imaginario. Es decir, hay una relación del yo con sus objetos de deseo, que no son otros que los objetos que le interesan, objetos que libidiniza.

Pero Lacan advierte también que no hay que olvidar el hecho de que el yo se vincula con el narcisismo. Es decir, que la libido tiene su fuente en el yo. Y que el yo se vincula a la teoría del narcisismo, por lo que ya hemos visto de la constitución el yo en el Estadio del Espejo (pueden visitar otros posts vinculados al tema en este mismo blog)

Entonces podemos decir -siguiendo la lectura de Jacques-Alain Miller en su curso Donc- que antes del Seminario 4 («La relación de objeto») Lacan tenía una posición al respecto que es la siguiente: No olvidarse de que la teoría del yo está vinculada al narcisismo (yo=yo). Esta es una posición que Miller lee de Lacan, también en los Escritos (p.47 de los Escritos).

En ese texto Lacan menciona la cuestión del enamoramiento, más bien, la naturaleza narcisista de ese enamoramiento: enamorarse de su propia imagen. En Freud, el amor, el rechazo, el enamoramiento tiene radicalmente una naturaleza narcisista. Entonces la advertencia de Lacan es que ¡ojo!que la libido depende del yo, el yo es su fuente; a la vez el yo depende del narcisismo (en tanto el yo se funda en esa relación narcisista). Esto significa que todo lo que se reprime es lo concerniente a la castración, por lo que Lacan se alejará más de la castración cuanto más relevancia le da a lo imaginario. Lacan insiste en ese texto en que el sujeto siempre le impone al otro la imagen de su yo. Y es por eso que dice que después de Freud, el psicoanálisis se trató de «la historia natural de formas de captar el deseo». Es decir, los efectos de la captura del deseo en términos imaginarios. El problema está en que el deseo se reconoce a las imágenes que lo cautivan y capturan.

Miller dice que a Lacan el término de «deseo» es más bien hegeliano que freudiano; pero que sea como sea, la cuestión es que cuando Lacan habla de deseo lo hace sobre el eje imaginario: un deseo cautivado por la imagen. Pero ya cuando se produce ese movimiento en la enseñanza de Lacan en el que se da ese desdoblamiento al eje simbólico, ya el deseo tiene otro estatuto: «el deseo de reconocimiento». Este es un concepto de Kojève que Lacan retoma por la exigencia que requería esta teoría del deseo. El reconocimiento en tanto aval del Otro. Es decir, el deseo se asume cuando hay Otro que garantiza ese deseo.

FUENTE: MILLER, JACQUES-ALAIN. «DONC. LA LÓGICA DE LA CURA» LOS CURSOS PSICOANALÍTICOS DE JACQUES-ALAIN MILLER. ED. PAIDÓS