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Relajación Progresiva de Jacobson

Publicado por María Gómez

El ritmo de vida frenético en el que estamos inmersos nos somete, a veces inevitablemente, a altos niveles de tensión mental y física. Esta tensión se materializa en una sensación subjetiva de ansiedad experimentada. Es en este ámbito donde adquiere gran sentido la técnica de Relajación Progresiva de Jacobson. Su principal objetivo es alcanzar niveles profundos de relajación muscular. Para ello, la persona tratada debe iniciar un entrenamiento en discriminación perceptiva de la tensión-relajación.

Existen unas consideraciones previas al inicio del proceso que deben ser tenidas en cuenta: la habitación debe ser silenciosa, estar en penumbra y con temperatura agradable; disponer de un sillón confortable que permita al paciente estar completamente apoyado sobre él; favorecer la libertad de movimiento del paciente instándole a que lleve ropa cómoda y suelta: y evitar las interrupciones.

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El proceso consta de tres fases:

  1. ENSEÑANZA.

El paciente aprende a tensar y relajar grupos de músculos (extremidades superiores, cabeza y cuello, tronco y extremidades inferiores) mediante el modelado del terapeuta. Es necesaria, pues, su colaboración activa y realizar una práctica regular para fijar la habilidad adquirida.

  1. PRÁCTICA DURANTE LAS SESIONES.

Las instrucciones de los ejercicios de tensión-distensión siguen el siguiente orden: tensar el grupo muscular correspondiente, focalizar la atención en el grupo muscular en tensión, relajar el grupo muscular y focalizar la atención en el grupo muscular en relajación.

El programa ha de adaptarse a las características y necesidades de cada persona tanto en la duración como en el número de sesiones.

  1. PRÁCTICA ENTRE SESIONES.

La relajación muscular se perfecciona con la práctica.  Será suficiente con practicarlo dos veces al día, llevando un riguroso registro tanto de la realización del entrenamiento como de las sensaciones experimentadas. A través de esta herramienta, el paciente podrá evaluar sus progresos.

El éxito reside, sin duda, en la percepción temprana de efectos positivos y en la alta adherencia de la práctica en casa. Por consiguiente, es preciso que el paciente se sienta motivado y tenga altas expectativas de logro para evitar el abandono del tratamiento. Es innegable que esta técnica supone un elevado cose de tiempo y esfuerzo, como también lo es el beneficio que nos reportará a medio y largo plazo.

Respecto a las dificultades que pueden aparecer a lo largo del procedimiento, nos centraremos en las que emergen del paciente y en cómo solucionarlas. Entre las más frecuentes se encuentran:

  • Calambres musculares

Sobre todo en pantorrillas y pies, se soluciona generando menos tensión y manteniéndola menos tiempo.

  • Movimientos

Si el paciente se estira o se mueve de forma inquieta, se deberán repetir las instrucciones y redirigirle mediante el diálogo.

  • Charla o risa

Cuando el paciente habla, se le debe ignorar y continuar con el proceso.

  • Espasmos y tics

En caso de que el paciente note espasmos hay que comunicarle que son indicativos de un correcto entrenamiento, así como referirle que son muy comunes, incluso antes de dormir.

  • Pensamientos perturbadores

Son unos de los factores que más distraen al paciente. Para evitarlos, el terapeuta puede aumentar el discurso con el fin de mantener al paciente concentrado. Otra estrategia sería determinar un conjunto alternativo de pensamientos en los que focalizar la atención.

  • Dormir

Suponiendo que el paciente se durmiera durante la sesión, se le solicitaría que acuda al tratamiento tras haber descansado lo suficiente. Podrá, también, hablar más alto para que se concentre en el sonido de su voz.

  • Incapacidad para relajar grupos musculares específicos

Es posible que algo impida al paciente relajar un grupo de músculos en concreto. Entonces, habrá que buscar una estrategia alternativa de tensión

  • Sensaciones extrañas

La aparición de estas sensaciones puede provocar inquietud en el paciente. Se le explicará, entonces, que son muy comunes que son debidas a que el cuerpo se está adaptando a las nuevas circunstancias.

  • Activación interna

Aunque los músculos están relajados, el paciente se siente tenso interiormente. Habremos de explicarle que cuando domine la relajación muscular se producirá una distensión a nivel interno.

Con el fin de asegurar un progreso en el tratamiento, hay que procurar que el paciente no piense que tiene un problema especial o que anticipe el fracaso de la terapia. Por el contrario, es conveniente minimizar la ansiedad del sujeto y aumentar la confianza hacia el terapeuta.